DESPUÉS
El 2 de febrero de 1943 –cuenta Beevor – un avión de reconocimiento de la Luftwaffe daba vueltas sobre la ciudad. El mensaje de radio fue inmediatamente pasado al mariscal de campo Milch: “Ya no hay signos de combate en Stalingrado”. También cita el impacto en los corresponsales de guerra: se sorprendieron mucho con el aspecto de los generales alemanes: “Se les veía saludables y de ningún modo destruidos”. La frase pertenece a un texto de Alexander Werth, quien después escribiría un libro dedicado a la sangrienta batalla. Sigue la nota periodística de Werth: “Evidentemente, durante la agonía de Stalingrado, mientras sus soldados se morían de hambre, ellos continuaron con las comidas más