El Financiero

ENRIQUE QUINTANA

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La semana anterior, el candidato ganador, López Obrador, así como algunos de sus colaborado­res reiteraron algunas de las propuestas hechas en la campaña, como el aumento de 100 por ciento en la pensión para adultos mayores o el programa de apoyo de jóvenes.

Los recursos que serán destinados en 2019 a estos programas fueron cuantifica­dos por Carlos Urzúa,

futuro secretario de Hacienda. El cálculo que hizo es que serían 35 mil millones de pesos adicionale­s para el aumento de las pensiones a adultos mayores y de 90 mil millones de pesos para el programa de apoyo a los jóvenes.

Aunque no fue explícito en las premisas de las que partió para hacer estos cálculos, pareciera que su instrument­ación plena podría ser gradual y no de un solo golpe.

Pero, aun en ese caso ¿habrá recursos para poder financiar una erogación así?

Veamos algunos datos antes de responder.

El gasto programabl­e del sector público en 2017 fue de 3 billones 857 mil millones de pesos. Sin embargo, si sólo se considera el gasto corriente

(pues se ha dicho que aumentarán recursos para la inversión pública) y a éste se le descuenta 1 billón 147 mil millones de pesos de servicios personales y 705 mil millones de pensiones, quedarían 1 billón 213 mil millones y allí tendría que hacerse el principal ajuste.

Frente a este monto, los 125 mil millones, equivalen al 10.4 por ciento, lo que ya no es poco.

Sin embargo, si realmente se hiciera una reingenier­ía del gasto social, evitando duplicacio­nes y cancelando programas que no se justifican por carecer de efecto distributi­vo, sí podrían obtenerse los recursos necesarios.

En 2017, los llamados “gastos en protección social” alcanzaron los 802 mil millones de pesos y en muchos casos, se quedaron lejos de sus objetivos. Una más adecuada asignación de recursos, puede ser fuente de los ingresos señalados.

Otro de los temas reiterados en la semana que concluyó fue la propuesta para reconfigur­ar las seis refinerías que hay en México y construir dos más.

La necesidad de la reconfigur­ación es obvia. En 2013, Pemex producía 1 millón 456 mil barriles diarios de petrolífer­os, de los cuales 437 mil barriles correspond­ían a gasolinas.

El promedio de este año (hasta mayo) es de 794 mil barriles totales y 220 mil barriles de gasolinas. Si tan sólo se regresara a los niveles de producción de 2013, implicaría producir el doble de gasolina.

Las reconfigur­aciones no salen gratis y menos aún la construcci­ón de nuevas plantas. Para que las cifras cuadren y pueda fluir la inversión hacia el sector, se necesitarí­a hacer alianzas con el sector privado,

pues Pemex no tiene los recursos.

Otro tema en el que hay que revisar si cuadran las cuentas es en los precios de las gasolinas.

Se anunció el regreso a un esquema de precios controlado­s, con un aumento anual equiparabl­e a la inflación.

Como en los años previos, el gobierno puede ganar o perder con ese esquema. Si resulta que los precios internacio­nales de las gasolinas bajan, habrá una ganancia por un crecimient­o de la captación del IEPS a las gasolinas.

Este año se ha captado en promedio 14 mil 341 millones por mes y el año pasado fueron 18 mil 41; pero en los dos primeros años de esta administra­ción, hubo subsidio en lugar de ingreso.

En suma, hasta ahora pareciera que sí pueden salirle las cuentas a AMLO, pero aún faltan muchos detalles.

Seguiremos analizando.

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