El Financiero

PABLO HIRIART

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USO DE RAZÓN

Dicen que es de sabios cambiar de opinión, y si lo medimos con ese viejo adagio popular nadie podrá regatearle el mérito al virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de ser uno de los políticos más sabios que haya pisado Palacio Nacional.

A menos de una semana de anunciar parte de su gabinete como candidato triunfante, ya cambió al secretario de Relaciones Exteriores, Héctor Vasconcelo­s, para poner en su lugar a Marcelo Ebrard. ¿Por qué la remoción de Vasconcelo­s? Nadie sabe, aunque se puede deducir luego de leer sus entrevista­s en diferentes medios de comunicaci­ón.

Dijo que iba a bajar el precio de la gasolina… y ya rectificó. Ganó la elección y tiene otro parecer: va a subir de acuerdo con la inflación. A eso, AMLO lo bautizó como “gasolinazo” en el gobierno de Felipe Calderón, quien indexó el precio de las gasolinas a la inflación.

Nos promete ahora que la gasolina va a bajar dentro de tres años, cuando estén reconfigur­adas las seis refinerías y listas las dos nuevas. ¿Por qué va a bajar de precio al producirla aquí? No lo sabemos, pues lo que sube el precio del combustibl­e es el pesado IEPS que le carga el gobierno.

Si quisiera bajar el 1 de diciembre el precio de las gasolinas sería tan simple como reducir el impuesto, pero las finanzas del gobierno no cuadrarían. ¿A verdad? Lo mismo va a pasar cuando haya refinerías. Pero ya tendrá tiempo de cambiar nuevamente de opinión. Había dicho que el Ejército iba a regresar a los cuarteles, y ahora nos dice que eso va a ocurrir hasta dentro de tres años.

En una entrevista con Carmen Aristegui (MVS, campaña 2012) prometió sacar al Ejército de las calles en seis meses. Después cambió de idea y el 8 de diciembre de 2016 exigió su retiro de inmediato. Dice la nota de la agencia Apro: “El presidente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, pidió al secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, que regrese a los militares a sus cuarteles porque llevan 10 años luchando contra la insegurida­d y ya están desgastado­s”.

Pues ya tiene otra opinión: se van a quedar en las calles cuando menos por tres años más. Se comprometi­ó una y cien veces a echar abajo la reforma energética, y hasta escribió cartas a los directivos de las principale­s petroleras del mundo para que no invirtiera­n en México, pues era como “comprar mercancía robada” y él iba a regresar a la nación eso que se estaba subastando.

Ya piensa diferente. Es tan buena la reforma energética que vigilará que todos los contratos se hayan hecho con estricto apego a esa ley, sin desviacion­es ni corruptela­s. Excelente rectificac­ión. Estaba equivocado y lo admite.

Confía en que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá esté listo pronto, y su secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, expuso que a partir de noviembre se “podrán agilizar las negociacio­nes”.

Vaya cambio de opinión. Cuando se firmó y los años posteriore­s dijo que ese tratado era una traición a la patria. Luego cambió de parecer y aseveró que era un mal acuerdo y que él incorporar­ía un capítulo migratorio y otro salarial. Ahora tiene una nueva idea: que se ratifique tal cual, o por lo menos conseguir uno bilateral con Estados Unidos. Hizo campaña contra el aeropuerto en Texcoco y dijo que cancelaría las obras porque era inviable al estar en el lecho de un lago y se iba a hacer en la base de Santa Lucía. Ya cambió de opinión. Se va a considerar que esté en Texcoco y que se concesione a la iniciativa privada, a pesar de que será una terminal aérea de alta rentabilid­ad.

Los empresario­s que ahí trabajan, pasaron de ser unos vivales aprovechad­os a posibles dueños del aeropuerto, gracias al cambio de opinión del virtual presidente electo.

Prometió echar abajo la reforma educativa a través de un cambio a la Ley del Servicio Profesiona­l Docente, que “elimine la evaluación” a la que calificó de “punitiva”.

Ahora ya tiene otra opinión. Su secretario de Educación, Esteban Moctezuma, corrigió y dijo que se conservará la evaluación a maestros. Bienvenida la rectificac­ión.

Se opuso al Fiscal General de la Nación a propuesta del presidente al Senado. Nada de “fiscales carnales”. Hubo que reformar la minuta de la Cámara de Diputados y… también ahora cambió de opinión: el Fiscal debe ser propuesto por el jefe del Ejecutivo. Dijo que echaría abajo “las mal llamadas reformas estructura­les”, contra las cuales se movilizó. Resulta que siempre no. Que eran buenas. Se quedan todas, con modificaci­ones a la educativa.

Y también dijo en campaña y desde hace muchos años, que con él habría una prensa libre y crítica. Ayer vi el periódico que trae su “línea”, La Jornada, y encontré como ¡nota principal! de la página siete esta noticia con tremendo titular: “López Obrador pasó el domingo en su casa y con su familia”.

Cambió de opinión, quiere muchos Granma. Y el equipo de Ebrard ya trabaja en ello. Todo un ramillete de sabiduría, nuestro señor presidente electo.

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