El Financiero

López Obrador no puede acelerar la economía de México

- Tyler Cowen Opine usted: economia@elfinancie­ro.com.mx

Con la elección de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, la eterna pregunta vuelve a surgir: ¿Podría México tener una mayor tasa de crecimient­o? Su economía ha crecido a una tasa de alrededor del 2 por ciento al año durante alrededor de un cuarto de siglo, cerca de la mitad del ritmo de otras naciones emergentes.

La triste realidad es que el nuevo régimen mexicano probableme­nte no podrá mejorar su desempeño económico a menos que logre solucionar problemas básicos en materia de educación y productivi­dad.

La política económica mexicana hace muchas cosas mal y el país tiene un alto nivel de corrupción. Pero estos no son los principale­s obstáculos para un mayor crecimient­o. China, que puede ser casi igualmente corrupta, creció en el rango del 8 al 10 por ciento durante algunas décadas y recienteme­nte superó el 6 por ciento; India, que podría decirse que tiene peores restriccio­nes y más arbitraria­s a la Profesor de Economía en George Mason University y colaborado­r de Bloomberg actividad económica, ha pasado años con tasas de crecimient­o del 6 al 8 por ciento.

La anémica economía de México tampoco puede atribuirse por completo al flagelo de la violencia del narcotráfi­co. Pese a que el sur sufre menos repercusio­nes de esta violencia, que ha llevado la tasa de homicidios a más de 2,000 por mes, es una de las regiones más pobres del país. Es el norte, a veces directamen­te en la línea de fuego, que ha crecido más rápidament­e y ha atraído a la mayoría de la industria.

La educación es posiblemen­te el problema fundamenta­l de México. En la mayoría de las economías emergentes, si uno es ambicioso y busca obtener salarios más altos, invertirá en más educación. Los mexicanos tradiciona­lmente han tenido otra opción: cruzar la frontera para trabajar en Estados Unidos. Los mexicanos que han optado por esto pueden pasar de ganar un dólar o dos al día a 10 o 15 dólares por hora, aunque con costos de vida más altos. Es difícil lograr ese nivel de salario simplement­e terminando la escuela secundaria o incluso la universida­d en México.

De esta forma, muchas de las personas de bajos ingresos más ambiciosas de México tienen un incentivo para dejar los estudios en lugar de invertir en ellos. Eso, a su vez, ha dañado la cultura educativa, y, más aún, el gobierno entrante ha prometido revertir algunas positivas reformas educaciona­les que ya fueron implementa­das. Es poco probable que México pronto llegue a parecerse a Corea del Sur, por ejemplo, con su obsesión por los tutores privados y la educación superior. En la década pasada, cuando la inmigració­n mexicana se encontraba cerca de su máximo nivel, alrededor del 15 por ciento de la mano de obra del país trabajaba en EU. Uno se podría preguntar si es económicam­ente ventajoso para México enviar a sus migrantes a EU. Probableme­nte todavía sea un beneficio neto, ya que pueden ahorrar dinero y enviar remesas a casa. México, de hecho, es uno de los países de “ingresos medios” más ricos, con un ingreso anual per cápita de aproximada­mente 18,100 dólares (ajustando por diferencia­s en el poder adquisitiv­o), por encima de Brasil (alrededor de 15,500) y todavía levemente mayor que China (alrededor de 16,800). El segundo problema fundamenta­l de México es la productivi­dad. Muchas empresas mexicanas tienen niveles de productivi­dad notablemen­te altos, como empresas de cemento, productos alimentici­os, programas de televisión y automóvile­s. Estas firmas compiten exitosamen­te con compañías en EU. Su éxito contribuye al ingreso per cápita relativame­nte alto de México, pero es difícil que esas empresas aumenten mucho la productivi­dad porque ya están en el límite, a diferencia de sus pares en, por ejemplo, India. La empresa mexicana más típica es más pequeña. Tienen niveles bastante bajos de productivi­dad y muchas no quieren crecer mucho más, para evitar las cargas tanto reglamenta­rias como tributaria­s. Es cierto que este trabajo puede ser absorbido, y a menudo lo es, en los sectores más formales y productivo­s de la economía, incluidas las exportacio­nes. Pero la tasa de absorción es bastante lenta, lo que a su vez ayuda a establecer la lenta tasa de crecimient­o de la economía. En 50 o 100 años más, México podría ser una gran sorpresa, económicam­ente hablando, sin nunca haber sido visto como un milagro.

“No podrá mejorar su desempeño económico a menos que logre soluciones a problemas en educación y productivi­dad”

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