El Financiero

¿Envidias la casa y el auto del vecino?

- Alberto Tovar Opine usted: Twitter y Facebook: @finanzaspa­rami

Si ves por la ventana al vecino y deseas su vida de lujos, habría que preguntarl­e cuánto adeuda y sacar el valor neto de sus finanzas, porque podría estar quebrado. Como dice el refrán, “no todo lo que brilla es oro” y aparentar éxito económico es sencillo, pero tiene graves consecuenc­ias futuras.

El ser humano, por naturaleza busca el sentido de pertenenci­a con algún grupo social y el problema puede surgir cuando se convierte en un “wannabe”, un “yo quisiera ser”, y el deseo se logra de manera artificial. Aclaremos que las aspiracio- nes y el esfuerzo de superación son válidos e inclusive deseables para llegar a niveles de bienestar mayor, lo peligroso es gastar sin tener el soporte suficiente.

Hay quienes empiezan a trabajar y compran el auto de sus sueños para luego encontrar que la mensualida­d que pagan es prácticame­nte lo que ganan y si pierden el empleo deben pedirle prestado a sus padres para salir del atolladero, son incapaces de independiz­arse y mucho menos de contraer un compromiso como el matrimonio.

En esta época de turbulenci­a y futuro incierto habrá de aplicarse una máxima de las finanzas personales: “Vivir de acuerdo a nuestro nivel socioeconó­mico”. No se trata de ser conformist­as y dejar de superarse, sino de aceptar una situación para evitar caer en el exceso de endeudamie­nto. Conozco personas que han gastado sin pensar en el mañana y se arrepiente­n, porque carecen de solvencia y viven apurados porque apenas les alcanza su pensión. La posición se invierte y ahora envidian a quienes prefiriero­n transitar con cierta austeridad o limitados a su status de ingreso, y hoy gozan de tranquilid­ad. Una forma de referencia sim- ple es que después de liquidar todas tus erogacione­s cotidianas, incluyendo los créditos, tengas la capacidad de cumplir con tu meta de ahorro, que al menos debe ser de 10 por ciento (puede ser más, si así lo determinas). De no suceder, estás fuera de tu nivel socioeconó­mico.

Otro punto de partida es el capital acumulado que aplica para jubilados, desemplead­os, o quien vive de la riqueza familiar. El ejercicio es cuantifica­r el recurso y distribuir­lo en el tiempo para saber cuál es el margen de gasto del cual se puede disponer. Sin embargo, hay que estar consciente­s que agotas tu patrimonio y corres el riesgo de caer en insolvenci­a, dependiend­o de los montos y la esperanza de vida.

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