COSMOPOLITA
En los meses previos al arranque de la Copa del Mundo de Francia 1998 la tensión política subía al igual que la temperatura del verano europeo. Durante abril, el partido Frente Nacional y su candidato a la presidencia, Jean Marie Le Pen, había obtenido 14.38 por ciento de votos, un porcentaje insucitado debido al tono ultra nacionalista y antiinmigrante del discurso. Durante la campaña, Le Pen cuestionó la integración de la Selección francesa que tomaría parte en el Mundial. “Ninguno de ellos sabe la letra da La Marsellesa”, cita el documental Les Bleus,una historia de Francia, 1996-2016, de Netflix. Unos meses más tarde, el grupo integrado por Zinedine Zidane, Youri Djorkaeff, Bernard Lama, Christian Karembeu, Bernard Diomède y Thierry Henry se proclamó campeón del mundo. El común denominador de ellos era que habían nacido en alguna colonia francesa o eran hijos de inmigrantes. El combinado galo que hoy jugará contra Bélgica una de las semifinales de Rusia 2018 nuevamente presenta una conformación multicultural, con 16 jugadores que son hijos de primera generación de inmigrantes. El símbolo de esta generación es Kylian Mbappé, el delantero de 19 años que comenzó a ganarse los reflectores tras anotarle dos goles a Argentina en los octavos de final. Mbappé, quien juega en el Paris Saint-Germain, es hijo de padre camerunés y madre argelina. De los 11 titulares con los que arrancó el técnico Didier Deschamps contra Uruguay en los cuartos de final se encuentran: Paul Pogba, de ascendencia guineana; Samuel Umiti, nacido en Camerún; N'Golo Kanté, de ascendencia maliense; Corentin Tolisso, originario de Togo, y Mbappé.
A ellos pudo sumarse Blaise Matuidi, de origen congoleño, quien habitualmente también es titular, pero tuvo que ausentarse debido a la acumulación de dos tarjetas amarillas.
Tras la proeza de 1998, el rotativo Le Monde calificó a la Selección como “símbolo de la diversidad y la unidad en el país”, refrendando la influencia e importancia que para los franceses tiene el futbol. Veinte años más tarde, otro grupo, con un sello similar de integración multicultural, tiene la opción de imitar la hazaña: erigirse como un eslabón de la cadena que una a su país.