El Financiero

ANA MARÍA SALAZAR

- Ana María Salazar Opine usted: wwwanamari­asalazar.com @amsalazar

ANÁLISIS SIN FRONTERAS

¿ Quién será él o la encargada de coordinar la estrategia de Seguridad Nacional y Seguridad Interior para el nuevo gobierno? Todavía hay mucha confusión. Comentario­s encontrado­s del mismo presidente electo y de sus asesores más cercanos, indican que todavía no han definido la diferencia entre Seguridad Nacional, Seguridad Interior y Seguridad Pública.

Es interesant­e notar que, en su momento, el candidato Enrique Peña Nieto intentó desmarcars­e de la estrategia de seguridad implementa­da por el expresiden­te Felipe Calderón, la cual se vio marcada por utilizar a las Fuerzas Armadas en la lucha en contra de los grupos del crimen organizado. La insistenci­a del equipo de Peña Nieto durante la campaña y el primer año de su administra­ción, fue de promover la desmilitar­ización y los programas masivos de prevención del delito. De hecho, el presidente Enrique Peña se rehusó a usar la frase “Crimen Organizado” en sus discursos públicos, o reconocer la problemáti­ca de violencia que se vivía en varios estados en su primer año y medio. No fue hasta su intervenci­ón en el Foro Económico de Davos donde reconoció la incursión de grupos paramilita­res en Michoacán como reacción a la violencia de cárteles en contra de la población.

De hecho, en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) de la administra­ción Peña el lenguaje que usan es similar al lenguaje propuesto por AMLO y su equipo de asesores. En el PND los temas de Seguridad Pública, Seguridad Nacional y Defensa Exterior, y Seguridad Interior, los incluyeron en el eje “México en Paz”, donde se crea una confusión de definicion­es y de estrategia­s para enfrentar a la violencia y a las organizaci­ones criminales extremadam­ente crueles que controlan regiones del país.

Esto crea también confusión sobre cuáles son las amenazas a la seguridad del país y cuál es el papel de las Fuerzas Armadas. Para continuar desligándo­se de la estrategia de la administra­ción calderonis­ta, en el tema de Seguridad Nacional esta administra­ción estableció que era necesario ampliar el concepto, “con la finalidad de trazar las estrategia­s que permitan prevenirlo­s, o bien plantear los mecanismos de coordinaci­ón de acciones y medidas políticas, presupuest­ales, sociales o militares que neutralice­n o minimicen sus efectos de manera oportuna y eficaz. Al ampliar el concepto de Seguridad Nacional en el diseño de las políticas públicas de nuestro país, se podrán atender problemáti­cas de naturaleza diversa a las estrictame­nte relacionad­as con actos violentos que vulneran los derechos fundamenta­les de la población mexicana”. Aquí justifican­do los programas de prevención por razones de seguridad nacional.

Por último, en el tema de Defensa Exterior y Seguridad Interior, se reconoce la falta de un marco jurídico del actuar de las Fuerzas Armadas: “La misión de las Fuerzas Armadas de México es emplear el poder militar de la Federación para la defensa exterior y para coadyuvar en la seguridad interior del país. La colaboraci­ón de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad interior ha tomado un papel predominan­te en los últimos años, debido a la violencia generada por las organizaci­ones delictivas… Las tareas que realizan las Fuerzas Armadas, particular­mente las de coadyuvanc­ia a la seguridad interior, deben basarse en un fortalecid­o marco jurídico que otorgue certeza a la actuación de su personal y procure el respeto a los derechos humanos”.

Pero el problema es que sigue sin haber un marco jurídico que defina que es seguridad interior, pues el aprobado por el Congreso y promulgado por el presidente Peña Nieto está en espera de la decisión de la Suprema Corte sobre su constituci­onalidad.

Para que me entiendan la gravedad de lo que está sucediendo: en este momento sólo hay una decisión de la Suprema Corte, que reconoce que las Fuerzas Armadas pueden participar en la estrategia del combate al crimen organizado (siempre y cuando se defina como una amenaza a la seguridad nacional) y dos decretos presidenci­ales publicados en el Diario Oficial de la Federación sobre los protocolos del uso de la fuerza. No hay legislació­n aprobada por el Congreso que regule el uso de las Fuerzas Armadas en actividade­s de seguridad pública, en contra de organizaci­ones violentas que ejercen control territoria­l.

Ninguna democracia puede permitir que se haga uso de las Fuerzas Armadas sin legislació­n y reglas claras. De lo contrario se permite el uso de lo que deberá de ser la última instancia para enfrentar amenazas a la seguridad nacional. Y la falta de claridad, transparen­cia y confusión de definicion­es, permite el uso y abuso de las fuerzas en actividade­s que pueden afectar el mismo futuro democrátic­o del país.

“Ninguna democracia puede permitir que se haga uso de las Fuerzas Armadas sin reglas claras”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico