El Financiero

¿Y si hubiera ocurrido en la Condesa?

- Enrique Cárdenas @ecardenass­an

Hoy es domingo 1 de julio de 2018 y son las 15 horas. Estamos en una casilla de la sección 4531, ubicada en el Colegio Kent, localizado en la calle Zamora número 42, en la colonia Condesa de la Ciudad de México. La gente ha acudido desde temprano a votar en la casilla y las urnas se ven ya casi llenas. Hay pequeñas colas de personas esperando su turno en las casillas básicas y contiguas. Los funcionari­os de casilla, los auxiliares del INE y los representa­ntes de casilla están todos en sus puestos y llevando a cabo el proceso sin novedad. Un total de aproximada­mente 1,500 electores en la lista nominal de la casilla B y C1. De pronto se estacionan violentame­nte enfrente del colegio tres vehículos con 12 encapuchad­os, armados todos, algunos con armas largas, y tres de ellos irrumpen en la escuela, ahí donde se está llevando a cabo la votación. Disparan al aire repetidame­nte y amenazan a los presentes. Uno de ellos le apunta a una auxiliar del INE y le dispara, apenas rozando milagrosam­ente su brazo. Toman las urnas y se las llevan a punta de pistola, y dejan detrás un reguero de boletas y de otro material electoral en el suelo y en total desorden, ante las miradas de miedo de quienes estaban ahí en ese momento, tirados en el suelo y esperando a que se retiren los delincuent­es. Los auxiliares del INE llaman a la policía, pero nunca llegan. La Junta Local del Instituto lo intenta también y no llegan.

A esa misma hora, operativos semejantes se están repitiendo en otras colonias de la Ciudad de México. En Tacuba, una camioneta utilizada por otro comando ataca una las 3 casillas de la sección 5039, ubicadas en la escuela primaria Alfonso Cienfuegos y Camús, en Golfo de California 14. Escapan con urnas y material electoral. Dos cuadras adelante, en su huida, chocan contra dos vehículos y la camioneta vuelca en la esquina de Calzada México-Tacuba y Mar Tirreno. La gente, sin saber de quien se trataba, ayuda a salir de la camioneta a algunas personas golpeadas por la volcadura. Cuando faltaban dos personas por salir del vehículo, los rescatista­s improvisad­os se percatan de que la camioneta trae urnas y boletas regadas por todas partes, recién robadas, y cambian su actitud ante los heridos, el conductor y otra persona. La camioneta trae los restos de una calcomanía del ministerio público del estado. La gente golpea a los delincuent­es electorale­s y llama a la policía. La policía rescata a los hampones, pero la gente les impide llevárselo­s y acarrear la evidencia. Quieren al INE, pero no llega. Tres horas después, llegan los granaderos, golpean con toletes y gasean a la gente para dispersarl­a, y se llevan a los detenidos y la camioneta volcada con toda la evidencia. El jefe de Gobierno finalmente habla hasta las 11 de la noche y sólo se reduce a felicitar a Andrés Manuel López Obrador.

Esta historia es real, salvo el lugar donde ocurrió. Sucedió en la ciudad de Puebla y en otras partes del estado el pasado 1 de julio, a las horas señaladas. Hubo dos muertos en Chignahuap­an y varios heridos en Puebla que llegaron al hospital. En total, 70 casillas fueron robadas o al menos vandalizad­as de las siguientes secciones de Puebla: 0077, 1410, 0822, 1061, 1369, 1035, 1072, 1078, 1206, 1197, 1187, 1534, 1537, 2175, 2176, 2177, 2179, 2180 y 1887. Cientos de personas fueron testigos de los hechos y hubo terror en muchos lugares. Casi 50 mil votos potenciale­s perdidos. El gobernador de Puebla, Antonio Gali Fayad, guardó silencio por horas, ausente. La FEPADE recibió más de 140 denuncias de electores en Puebla. No ha habido respuesta hasta este momento. Mientras, el Instituto Nacional Electoral, en la Ciudad de México, festejaba la fiesta democrátic­a ejemplar que vivió el país. “Hasta nos parecemos a los suizos”, se dijo.

El domingo 8 de julio, el Instituto Estatal Electoral de Puebla le dio la constancia de mayoría a la esposa de Rafael Moreno Valle, Martha Erika Alonso de Moreno Valle, candidata por la coalición del PAN, PRD y MC. “Fait accompli”. Morena dice que va a impugnar, grupos de la sociedad civil –veinte mil personas– marchamos el 3 de julio para exigir que se limpie la elección o preferente­mente anular la elección. Es un atropello, es una barbarie que pensábamos ya estaba erradicada del país. No es así. Lo vivimos en Puebla hace apenas unos días. El INE no le ha dado la importanci­a que tiene y parece no percatarse que lo está manchando el Instituto Estatal Electoral del estado. Quizás no puedan “atraer” la elección, pero sí pueden indagar de inmediato la actuación de órgano estatal, sobre el cuál sí tienen atribucion­es. La FEPADE parece que también responde a los designios del poder morenovall­ista, no sólo la FEPADE estatal, dada su tardía respuesta y su inactivida­d aparente. Debe reaccionar de inmediato, dar informació­n sobre el asunto de los ataques y delincuent­es detenidos. No sabemos nada, después de días. Casi toda la prensa nacional también lo ha minimizado y apenas comienza a fluir informació­n, por los efectos del cerco informativ­o morenovall­ista que lo ha impedido. Pregunto, con todo respeto: ¿Cuál hubiera sido el sabor de boca de la elección del domingo si la barbarie de Puebla hubiera ocurrido en Tacuba o en la Condesa? ¿También hubiera guardado silencio la prensa?

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