El miedo no anda en... coche
Recuerde el arancel de 25 por ciento que busca aplicar Donald Trump a los vehículos y autopartes que se fabrican en el mundo -incluido México- y que tienen como destino la Unión Americana.
Lo anunció el mandatario estadounidense en mayo y su aplicación dependerá de los resultados que arroje una investigación que realiza el Departamento de Comercio de ese país.
Según datos de la Secretaría de Economía, en 2017 las exportaciones del sector automotriz mexicano a Estados Unidos alcanzaron un valor de 82 mil 458 millones de dólares, lo representó un aumento de 12 por ciento y un nuevo récord histórico para un año.
De ese monto, el 28 por ciento correspondió a piezas de vehículos, negocio que en el país representa la Industria Nacional de Autopartes (INA). Según Oscar Albín, presidente de ese organismo empresarial, un carro armado en la Unión Americana tiene partes hechas en ‘suelo azteca’ con un valor de 4 mil dólares y el arancel lo elevaría a unos 5 mil dólares.
Anticipa que más que afectar a los proveedores mexicanos impactaría a los compradores de autos en la Unión Americana que están expuestos a pagar más por los vehículos y desde luego, contribuiría a la tendencia de aceleramiento de la inflación local. Así que Albín y su equipo no ven un riesgo importante para el negocio de autopartes en México por la posible aplicación del arancel. ¿En qué coinciden? En que el impuesto difícilmente sería mitigado por las armadoras americanas. Por tanto, Trump debe de pensar bien ese impacto.