El PRI se dio una tregua
La verdadera guerra por el PRI todavía no comienza. El dinosaurio herido de gravedad ha decidido darse una tregua para sanar y recomenzar su rumbo, con la única seguridad de que no permitirán más imposiciones del grupo que gobernó estos 6 años.
Sin duda, en este momento el tricolor está –casi– totalmente atomizado; hay varias cabezas, pero sólo se lograron acuerdos para apoyar a Claudia Ruiz Massieu en la presidencia del partido, lo cual les permite reacomodarse y tomar decisiones quizá hasta el próximo año. Después de la debacle electoral, el PRI tendrá 4 estructuras de base: una es el propio partido; otra, la coordinación de diputados que busca el exdirigente René Juárez; otra más, la coordinación de senadores que muy probablemente será para Miguel Ángel Osorio Chong, y la última, los gobernadores, entre quienes destacan Alejandro Moreno, de Campeche; Alejandro Murat, de Oaxaca, y Alfredo del Mazo, del Estado de México. Los priistas han considerado hasta la posibilidad de cambiarle de nombre al partido y entrar de esta forma a su cuarta fase, sin embargo, decidieron no arriesgarse a una elección interna que hubiera tenido como resultado la imposición de los candidatos planteados por el gobierno federal, ya sea Aurelio Nuño o Mikel Arriola, o bien que un pequeño grupo se quedara con el partido y con esto se condujera a su muerte súbita. Es por ello que, con la sabiduría de la experiencia, decidieron darse una tregua después del peor comportamiento electoral en su historia, y ya que vean lo que sucederá con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, podrán buscar sus opciones de sobrevivencia, así como forma de comportarse ante el nuevo gobierno federal. Finalmente, sus gobernadores quedaron lo suficientemente golpeados en esta elección, muchos de ellos con congresos adversos, como para poder dar la batalla por el partido sin que esto implique rompimientos. Además, están conscientes de que su votación fue menor a lo que consideraban su voto duro, e incluso fue muy cercana al número de afiliados, ya que, en agosto del año pasado, el Instituto Nacional Electoral informó que el PRI quedó con 6.3 millones de militantes y su candidato presidencial sacó apenas 7 millones 472 mil 431 votos, de acuerdo con el PREP, lo que nos hace pensar que sólo salieron a votar los afiliados y un millón
“Integrantes consideran que lo mejor es matar al dinosaurio y crear un nuevo partido”
de personas más a favor de este partido.
Y sólo como ejemplo: Morena presentó ante el INE una lista de 319 mil 449 afiliados y su candidato presidencial, de acuerdo con el PREP, ganó con 24 millones 127 mil 45. Pero la máxima preocupación de los priistas es que con el triunfo de López Obrador ven mayores dificultades para volver a la Presidencia de la República, que cuando ganó Vicente Fox, y esto se debe a que el discurso y la narrativa del tricolor es contraria a la de la derecha panista, pero está totalmente en la lógica ideológica de Morena. Aseguran que más allá de que estas figuras del PRD se quedaran con el poder en la Ciudad de México por haber absorbido el corporativismo y los liderazgos priistas, lograron desaparecer al tricolor porque tienen el mismo discurso y las mismas banderas.
Sin duda, este es el peor momento en la historia del PRI y sus posibilidades de sobrevivencia son mínimas, por eso algunos de sus integrantes consideran que lo mejor es matar al dinosaurio y crear un nuevo partido, pero, de cualquier forma, todos los liderazgos lucharán por quedarse con la estructura que si no cambia el nuevo gobierno las leyes, tendrá prerrogativas para la sobrevivencia.