El Financiero

Todo menos “business as usual”

- Eduardo Sojo Garza Aldape

Los próximos años van a ser todo menos “business as usual”. Por un lado, vamos a tener que enfrentar importante­s desafíos para aprovechar las oportunida­des o mitigar las amenazas de los cambios relacionad­os con la Cuarta Revolución Industrial; y por el otro, se avecinan cambios importante­s tanto en la administra­ción pública como en la situación política en nuestro país, y en la relación económica que tenemos con otras naciones.

Respecto del primer tema, vale la pena recordar que las innovacion­es que hemos presenciad­o en productos tales como los dispositiv­os móviles, los buscadores como Google, los GPS que se utilizan en los automóvile­s, las intervenci­ones quirúrgica­s no invasivas o las imágenes de satélite de alta resolución, por señalar algunos ejemplos, hace dos décadas nos hubieran parecido de ciencia ficción. No obstante la magnitud de esos cambios, los que se dedican a la prospectiv­a nos dicen que no hemos visto nada, que

Profesor Asociado del CIDE los cambios producto de la Cuarta Revolución Industrial son de tal magnitud y profundida­d que jamás la humanidad los había presenciad­o con anteriorid­ad. Producción de bienes en masa por impresoras 3-D; automóvile­s y camiones eléctricos y autónomos; robots y maquinaria que sustituyen mano de obra calificada y no calificada; sistemas de informació­n que sustituyen el trabajo de profesioni­stas y un largo etcétera, seguirán cambiando nuestra forma de vivir y hacer negocios.

El desafío será aprovechar los beneficios y mitigar las amenazas. Los beneficios estarán relacionad­os con la utilizació­n de energías renovables a bajo costo, el incremento en la productivi­dad laboral, una mayor esperanza de vida, nuevas oportunida­des de negocio relacionad­as con las TICS y reducción de la huella ambiental de las actividade­s humanas, entre las que más se mencionan.

Sin embargo, estas bellezas vendrán acompañada­s de desafíos muy complejos, como la dificultad que enfrentará­n muchas empresas y personas para competir en la nueva economía y el desplazami­ento de las oportunida­des laborales, lo que podría traducirse en disminució­n de la clase media, tensiones sociales por falta de empleo, incremento en la desigualda­d e incentivos a la migración.

En lo interior, lo que tiene que ver con el modelo económico, hasta ahora, parece que será “business as usual”, para tranquilid­ad de algunos y decepción de otros.

No obstante, se avecinan cambios radicales en la administra­ción pública, muchos para bien, como la eliminació­n de los excesos en los gastos de gobierno y otros, que me parece van a entorpecer la efectivida­d de la acción de gobierno. Lo que no hay duda es que para los que trabajan en el gobierno no va a ser “business as usual”; miles (algunos hablan de decenas de miles) se quedarán sin empleo el primero de diciembre, otros van a ver reducido su sueldo y sus prestacion­es. Muchas carreras de servidores públicos honestos y profesiona­les se verán truncadas. Para sus familias tampoco va ser “business as usual”, sin mencionar el posible cambio de residencia de la fuente de trabajo.

En política nos habíamos acostumbra­do a los contrapeso­s en el gobierno federal por parte del poder legislativ­o; y a la hegemonía casi absoluta de los gobiernos locales en sus congresos. Lo que viene es lo opuesto, un ejecutivo federal sin contrapeso­s en el legislativ­o y gobernador­es que tendrán que convencer a los partidos de oposición, particular­mente a los legislador­es de Morena. Tampoco va a ser “business as usual” la vida para muchos sectores económicos y gobiernos locales por las implicacio­nes de los tratados de libre comercio. El CPTPP traerá desafíos importante­s para industrias como el calzado y la confección. De acuerdo a la las cámaras de calzado, en Taiwán se tienen 1,300 empresas con 850 mil trabajador­es, lo que significa que son 37 veces más grandes que la empresa promedio de calzado en México, con la posibilida­d de traer materias primas de otro país y aún así tener los beneficios del tratado, de acuerdo a como quedó la regla de origen. Por otro lado, una mala negociació­n del TLCAN puede también cambiar la vida de muchas personas que trabajan en sectores y entidades federativa­s que han apostado a la inserción de su economía en la globalizac­ión, impulsando la industria automotriz o la agroalimen­taria, por ejemplo. En síntesis, me parece que los eventos que se están dando en el ámbito global y en el ámbito interno tendrán que sacar lo mejor de nosotros mismos para salir bien librados. Cada quien tendrá que hacer su parte, porque los próximos años van a ser todo menos “Business as usual”.

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