Cuando todo puede empeorar, y empeora
La obra que sale mal se estrenó en un pequeño foro en los altos de un pub londinense. En las primeras funciones, recuerda su director, Mark Bell, sólo se vendieron cuatro boletos, aunque el lugar estaba lleno de amigos y familia que con el boca a boca lograron la hazaña de sacar la puesta para presentarla en diversos festivales y regresar al West End de Londres. Allí no sólo les fue bien: recibieron el premio a la comedia del año en los Olivier 2015. Posteriormente el título se presentó en Broadway, donde también fue reconocido con galardones como el de Mejor escenografía en los Tony Awards 2017 y Mejor obra de los Audience Choice. Desde entonces se ha presentado en diversas ciudades europeas y México es el primer país de América en el que se estrena, con elenco local, encabezado por Irene Azuela y Adrián Vázquez.
Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields, alumnos de Mark Bell en un seminario de clown, escribieron el libreto acerca de una compañía amateur que ensaya una obra de misterio a lo Agatha Christie. “Todos somos idiotas, aunque nos guste aparentar lo contrario. Queremos creer que tenemos nuestra vida controlada, pero no es así. Eso es trágico y muy divertido a la vez”, dice Bell, quien estuvo de visita en México para el estreno de la puesta que él mismo dirigió y que cuenta con Jerónimo Best como director residente.
La tragedia de un actor, reconoce Mark Bell, comienza cuando se enfrenta a la audiencia. “De ahí en adelante todo puede salir mal”.
En la trama, desde la dificultad para pronunciar los nombres en otro idioma, hasta fallas en el vestuario o la escenografía, que ponen en peligro la vida de los actores, se suceden como avalancha, con lo cual las situaciones se vuelven delirantes.
“Los actores de esta compañía amateur son muy torpes, pero los que interpretan a esos actores son extraordinarios”, dice Bell. “Estoy sorprendido de la forma como los mexicanos se entregan a la escena, es una obra muy demandante y ellos se dejan el alma. Todo es grotesco y divertido, pero yo dirijo con tanto rigor esto, como si estuviera montando a Chéjov”.