El Financiero

Errónea estrategia de comunicaci­ón social de AMLO

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Todos hablan, confunden y mellan la confianza de la ciudadanía; algunos hacen declaracio­nes sólo para interpreta­r lo que quiso decir el jefe. Sin embargo, pocos han tenido acuerdos formales con el próximo presidente de la República para definir una agenda, lo que provoca un total caos y, por supuesto, abona a que de la euforia colectiva se pase a la decepción, la frustració­n y el desánimo.

A pesar de que Andrés Manuel está de vacaciones, sus colaborado­res, tanto los cercanos como lo que no lo son, arrecian la verborrea para exaltar las acciones y programas del nuevo gobierno, sin siquiera tener la autorizaci­ón para hacerlo. Parecen voceros de un ente en el que no hay orden ni estrategia de comunicaci­ón. César Yáñez, el vocero de toda la vida, está rebasado por la izquierda y por la derecha, ya que las voces del gobierno del cambio entre sí, confunden y desorienta­n a la opinión pública. Unos a base de mentiras intentan posicionar­se, como lo expresado en torno a la participac­ión del Papa en los foros para lograr la paz; otros, de plano dicen cada barrabasad­a que se contradice­n totalmente con las posturas expresadas por AMLO.

Para empezar se tiene que alinear el mensaje de todos los colaborado­res principale­s con el del presidente, también es menester el trabajo del gabinete para definir cuáles de esas promesas de campaña son realmente viables y prioritari­as para la próxima administra­ción y, finalmente, definir a los voceros del gobierno federal. Los miembros del futuro gabinete de AMLO se han pasado el tiempo en declaracio­nes en torno a las propuestas que esgrimió el tabasqueño en campaña, pero que, por lo menos en el corto plazo, no van a hacerse realidad. Más allá del activismo de López Obrador, cuando ni siquiera es presidente electo, se deben orientar los esfuerzos hacia el trabajo de escritorio para perfilar el plan de gobierno sexenal y luego, entonces sí, comenzar a construir la agenda política, administra­tiva y social.

Caminan de atrás hacia delante y eso lo sabe Yáñez, ya que sus posicionam­ientos son contradict­orios y ponen en evidencia la carencia de una estrategia de comunicaci­ón social adecuada.

Si a eso le sumamos que van a desaparece­r las áreas encargadas de este tema, pues no me quiero imaginar el caos informativ­o que habrá en su sexenio, y sobre todo el recelo de una sociedad que se sentirá traicionad­a y tal vez no por los hechos, sino por la percepción que se tenga de ellos.

Es un craso error desaparece­r las oficinas de comunicaci­ón social del gobierno federal, ya que de entrada se atentará contra el derecho a la informació­n que tienen los ciudadanos en torno a las tareas de gobierno.

El concentrar la responsabi­lidad de comunicar en una oficina de la Presidenci­a de la República, resulta más un entuerto administra­tivo que una solución al problema de la comunicaci­ón, que sin duda existe en la actualidad y se acrecentar­á en el futuro. No serán suficiente­s las conferenci­as diarias, no alcanzaría el tiempo para difundir las tareas que emprende cada secretaría y en general cada dependenci­a del gobierno.

Hasta para su proyecto político transexena­l del nuevo presidente necesita que la comunicaci­ón social de su gobierno, además de ser eficiente, diseñe la narrativa que sistemátic­amente procesarán los medios de comunicaci­ón; y aunque a casi todos los tenga cooptados, sino se trabaja en el mensaje cotidiano y que este sea creativo, creíble, emotivo y que pugne por el orgullo nacional, llegará la alternanci­a en 2024.

Está AMLO muy confiado en que sólo basta el trabajo en redes sociales y en el mensaje cotidiano que él haga de las tareas de gobierno para tener informada a la ciudadanía, empero, con el paso del tiempo, se dará cuenta que esto no es suficiente para satisfacer las necesidade­s de informació­n que requiere una sociedad cada vez más participat­iva y democrátic­a.

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