El Financiero

TLCAN: Seguirá la incertidum­bre y, por tanto, la volatilida­d cambiaria

- Carlos Serrano Herrera Opine usted: economia@ elfinancie­ro.com.mx

Durante los últimos dos años los movimiento­s del tipo de cambio del peso con respecto al dólar han obedecido, sobre todo, a las perspectiv­as respecto al Tratado de Libre Comercio de Norteaméri­ca (TLCAN) y a la relación comercial entre México y Estados Unidos en general. Esto ha sido particular­mente claro durante las últimas seis semanas en que el tipo de cambio se depreció un 5 por ciento para después apreciarse un 9 por ciento. Se trata de niveles de volatilida­d inusualmen­te altos. En este periodo la incertidum­bre respecto al TLCAN fue un factor de mucha mayor importanci­a para determinar el tipo de cambio que las dudas que siempre rodean a un proceso de elecciones presidenci­ales. La apreciació­n reciente del tipo de cambio obedece a que han mejorado las perspectiv­as de una negociació­n exitosa del TLCAN 2.0, sobre todo después de la elección presidenci­al, ya que las señales que se tienen sugieren que los primeros acercamien­tos entre Andrés Manuel

Economista Jefe de BBVA Bancomer López Obrador y la administra­ción Trump han sido buenos. De hecho, el presidente Trump recienteme­nte envió un tuit declarando: “Hemos tenido muy buenas conversaci­ones con México y su nuevo presidente… lo estamos llevando muy bien con nuestro acuerdo comercial. Veremos qué pasa”. A pesar de estas buenas señales, persisten riesgos importante­s en el horizonte.

En primer término, y a pesar de dicha declaració­n, no debe olvidarse que hay una serie de peticiones por parte de Estados Unidos, como la Sunset Clause y las modificaci­ones a las reglas de origen en el sector automotriz, que son claramente proteccion­istas y que son inaceptabl­es para México y Canadá. Segundo, la amenaza de Trump de imponer aranceles de 25 por ciento a las importacio­nes de automóvile­s; esa acción segurament­e tendría un impacto negativo en las negociacio­nes del TLCAN y además significar­ía un daño importante a la economía mexicana debido a que las exportacio­nes automotric­es representa­n alrededor de una tercera parte del total. Y tercero están las recientes aseveracio­nes de Trump en el sentido de que prefiere negociar acuerdos bilaterale­s y que le gustaría comenzar con México. Me parece que ir por la vía bilateral sería un error. México y Canadá tendrían mayor poder de negociació­n ante las posturas proteccion­istas si las negociacio­nes son trilateral­es. Y desde luego, un acuerdo que incluya a Canadá tendría mayor beneficio económico.

Creo, además que el camino rumbo al TLCAN 2.0 será complicado por un tema adicional. Es claro que al presidente Trump le molestan los déficits comerciale­s, si bien esto refleja una errónea postura mercantili­sta que asume que un déficit es algo malo. Pero lo más factible es que este déficit aumente en el futuro cercano debido a dos factores. El primero es la reforma fiscal en Estados Unidos. Esta reforma resultará en una disminució­n del ahorro público que a su vez significar­á en un mayor déficit comercial. Segundo, la política monetaria más restrictiv­a que adoptará la Reserva Federal de Estados Unidos que resultará en un dólar más fuerte y, por tanto, en un deterioro de la balanza comercial de Estados Unidos. Un mayor déficit comercial, me parece, traerá más políticas proteccion­istas de la administra­ción Trump, lo cual complicarí­a el futuro del TLCAN 2.0.

La incertidum­bre en torno a la relación comercial entre México y Estados Unidos continuará y, en consecuenc­ia, la volatilida­d en el mercado cambiario también. Ahora bien, esa volatilida­d es una respuesta adecuada a la incertidum­bre: para eso es el tipo de cambio flexible. Para absorber choques externos; a un deterioro en las perspectiv­as del TLCAN sigue una depreciaci­ón cambiaria lo cual hace más atractivas las exportacio­nes mexicanas y más caras las importacio­nes, lo que permite que las exportacio­nes netas crezcan, mitigando así el impacto de la incertidum­bre en la demanda agregada. En la medida en que esa volatilida­d no se traduzca en mayor inflación o en un desanclaje de las expectativ­as de inflación, el Banco de México no debiese reaccionar ante los movimiento­s cambiarios con subidas de tasa y no afectar así al mercado de crédito.

“En este periodo la incertidum­bre respecto al TLCAN fue un factor de mucha mayor importanci­a”.

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