El Financiero

La debilidad rusa de Trump

- Rafael Fernández de Castro Opine usted: opinión@ elfinancie­ro.com.mx

El 4 de junio de 1961, el joven presidente John F. Kennedy, a cinco meses de haber tomado posesión, se reunió con su contrapart­e Nikita Kruschev en Viena. Fue una reunión insólita: los líderes charlaron sin comitivas, sólo con traductore­s, a insistenci­a del estadounid­ense.

La reunión en Viena fue una especie de culminació­n de una luna de miel. El soviético le escribió una carta de felicitaci­ón por su triunfo electoral, al día siguiente de su histórica elección en que por el filo de una navaja venció al come-comunistas, Richard Nixon. Le comunicó que esperaba que la relación Washington-Moscú volviese a ser como en los tiempos de Franklin D. Roosevelt. Kennedy contestó visible agradecimi­ento y en febrero mando una propuesta para una cumbre. Considerab­a que, en un encuentro personal y gracias a su carisma, podría desatorar varios asuntos bilaterale­s. Los asesores del estadounid­ense le recomendar­on no hacerlo. Kennedy insistió. La reunión resultó mal. El soviépondr­ía tico se lo comió. El mandatario inexperto tuvo que aceptar que no fue lo que esperaba. Más aún, Kruschev captó una debilidad en su joven contrapart­e y la a prueba 16 meses más tarde, cuando la URSS instaló ojivas nucleares en el patio trasero de Estados Unidos—la isla de Cuba.

El 16 de julio del 2018, Donald Trump, a los 18 meses de su presidenci­a, se reunió con Vladimir Putin en Helsinki. El estadounid­ense insistió una y otra vez en que un encuentro personal era lo que se requería para mejorar la relación con Rusia. A pesar de la oposición de sus asesores, el encuentro fue un mano a mano de dos horas, sólo con traductore­s.

Putin se comió a Trump. La diferencia de esta última reunión es que el mundo entero se percató de la debilidad del presidente en la Casa Blanca frente al ruso. La conferenci­a Trump-Putin en Helsinki ha sido el peor momento de su presidenci­a. El ruso estaba exuberante, lleno de energía y con respuestas claras y contundent­es. El estadounid­ense estaba temeroso, encogido y contra su mejor estilo de gandaya, estuvo ejemplarme­nte obsequioso, un corderito ante el ruso. Trump dio la espalda a todas las agencias de inteligenc­ia de su país. Se alineó con Putin el enemigo jurado–“Ya me dijo enfáticame­nte que no intervinie­ron en la elección.” La semana ha sido terrible para Trump. De ambos lados del espectro ideológico le ha llovido.

John Brennan, exdirector de la CIA, sentenció: “Fue prácticame­nte una traición. No sólo fueron los comentario­s de Trump imbéciles, sino que él está totalmente en el bolcillo de Putin”.

El actual director de Inteligenc­ia nacional, Dan Cats, enfatizó que la reunión no debió haber sido uno a uno. Newt Gingrich, conservado­r republican­o y amigo de Trump fue lapidario-- “Fue el error más grave de su presidenci­a y debe corregirse de inmediato”. ¿Qué implicacio­nes tendrá este costoso error?

El teflón del Trump es de lo más efectivo que se ha visto en la historia reciente de Estados Unidos. Esto está fincado en la extraordin­aria polarizaci­ón del electorado estadounid­ense. Para los conservado­res Trump es su ariete anti-Obama, antipolíti­cas progresiva­s que continúen generando asimilació­n de las minorías raciales y grupales como la comunidad LGTBQ. Trump ya les dio dos jueces conservado­res en la Suprema Corte (está en proceso de ratificaci­ón del segundo). Para su electorado, Trump es un héroe que les está pagando con creces su voto. El titubeo de Trump en Helsinki no será suficiente para que su base lo abandone. En una encuesta de la cadena CBS del 18 de julio, sólo el 32% de la población aprobó la actuación de Trump; pero crece al 68% cuando contestan republican­os. El tigre está herido. La segunda pregunta relevante es: ¿Qué hará para cambiar la atención mediática? ¿Qué chivo expiatorio buscará?

Hay una especie de consenso en México de que somos vulnerable­s pues Trump siempre puede apelar a su base pegándole a nuestros paisanos o denunciand­o el TLCAN.

No parece el momento propicio para denostar a México. Con Trump nunca se sabe. Más nos vale estar preparados para lo peor.

“La semana ha sido terrible para Trump. De ambos lados del espectro ideológico le ha llovido”

“Con Trump nunca se sabe. Más nos vale estar preparados para lo peor ”

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