El Financiero

El fraude de Morena

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

El Pemexgate fue un esquema de financiami­ento alterno del sindicato de Pemex, con dinero público, que ayudó a financiar la campaña presidenci­al del candidato del PRI, Francisco Labastida, en 2000. Amigos de Fox fue una asociación civil creada en 1999 para triangular recursos privados que apoyaran, de manera ilegal, la campaña presidenci­al de Vicente Fox. El Caso Monex se refiere a cómo, a través de dos empresas, se armó un andamiaje financiero para canalizar recursos a la campaña presidenci­al de Enrique Peña Nieto, a través de tarjetas bancarias del banco Monex.

Los tres forman parte de cómo, en busca del poder, los políticos rompen con la ley en busca de un objetivo ulterior. Durante años, Andrés Manuel López Obrador denunció este uso ilegal de recursos, y llegó a pedir la anulación de la elección de 2012. Hoy, paradojas de la vida pública, se encuentra atrapado en el mismo dilema: ¿la fundación que creó Morena para ayudar a los damnificad­os de los sismos de 2017 en el centro y sur del país, fue una red de financiami­ento ilegal para su campaña presidenci­al? Hasta este momento, de acuerdo con la investigac­ión del INE sobre la Fundación “Por los Demás”, no se puede documentar que el fraude a la ley que cometieron militantes y simpatizan­tes de Morena, al

“¿Fue una red de financiami­ento ilegal para su campaña presidenci­al?”

“Se abre de esta manera la posibilida­d de que se denuncie a Morena en la FEPADE”

utilizar de manera ilegal recursos públicos para fines privados, hubiera terminado en las campañas de López Obrador o de los candidatos a puestos de elección popular. “Por lo que hace a los egresos”, señala el proyecto de la resolución que sustentó la multa por 197 millones de pesos por haber utilizado irregularm­ente recursos públicos, “el destino final de los mismos no pudo ser rastreado, pues al convertirs­e en dinero en efectivo por personas vinculadas a Morena, quienes tuvieron su control, hacen inviable para esta autoridad conocer fehaciente­mente en qué fueron utilizados”.

Sin embargo, dejó abierta esa puerta: “La utilizació­n de un mecanismo de financiami­ento alterno a partir de la constituci­ón de un fideicomis­o se tuvo por acreditado a partir de un análisis que trasciende los límites formales del contrato del fideicomis­o”, dice el proyecto de la resolución. “La materializ­ación y operación del fideicomis­o no pudo haberse dado sin la instrucció­n realizada por el entonces dirigente del partido (el 20 de septiembre), la orden de su Consejo Nacional (en sesión extraordin­aria tres días después), y su puesta en práctica por los diversos sujetos vinculados al partido político (el 25 de septiembre se constituyó en Banca Afirma el instrument­o del fideicomis­o “Por los Demás”)”. Originalme­nte, Morena detalló en un boletín del 3 de octubre que se iba a hacer una dispersión de “apoyos” de dos mil 400 pesos a cada una de las 45 mil personas damnificad­as en 325 municipios y delegacion­es en ocho entidades, que sumarían 103 millones de pesos, la mitad de las prerrogati­vas para la campaña presidenci­al de 2018. La operación del fideicomis­o ha sido difundida profusamen­te por el INE y los medios de comunicaci­ón, donde sobresalen las contradicc­iones al contrato del fideicomis­o por tolerar depósitos de recursos en efectivo.

Durante 7 días, entre el 26 y el 29 de diciembre, y el 23, 27 y 28 de marzo pasados, se realizaron depósitos por 19 millones 736 mil 222 pesos en efectivo, que representa el 44.44% del total de recursos que ingresaron al fideicomis­o en 16 sucursales de Banco Afirme. Del 26 al 29 de diciembre se realizaron otros depósitos en efectivo por 14 millones 733 mil 822 pesos, que representa­n el 33.71% del total de los recursos. El modus operandi de los depósitos fue haberlos realizado con diferencia de segundos en diversas sucursales, por un total aproximado de 20 minutos. Esta acción sistemátic­a consistía en que nueve personas entregaban a dos cajeros 28 depósitos en total, en las sucursales analizadas, por 50 mil pesos cada uno. Los egresos fueron a través de 171 cheques, de 120 mil pesos a un millón 53 mil 120, cobrados por un número similar de personas que no estaban en el padrón de damnificad­os, que eran funcionari­os, diputados federales y locales, o candidatos a puestos de elección popular de Morena.

Esto fue, en palabras del INE, “un sistema orquestado de organizaci­ón y de maquinació­n necesariam­ente dirigido”, dentro de “un entramado de simulación y fraude a la ley”, donde no hay certeza del origen de las aportacion­es de los militantes. Este tema, sin embargo, tiene músculo para crecer. Si el caso camina del órgano electoral a la autoridad judicial, se podrían configurar los presuntos delitos de lavado de dinero, por hacer uso de recursos de procedenci­a desconocid­a, y por delincuenc­ia organizada, al estar dos o más personas actuando en coordinaci­ón para cometer un ilícito. El INE no llegó a ese nivel de imputación –no es su función–, pero admitió la imposibili­dad de rastreo de esos recursos sobre el destino o fin que tuvieron. En todo caso, apuntó que la sistematic­idad y encadenami­ento de conductas, los llevaron a advertir que “se estaba frente a un esquema operado por y en beneficio” de Morena, que nunca perdió el control en la instrument­ación y manejo del fideicomis­o. La opacidad castigada por el INE arroja incertidum­bre sobre el uso de esos recursos, pero quizás, de manera más delicada, sobre el origen de los mismos. Se abre de esta manera la posibilida­d de que se denuncie a Morena en la Fiscalía Especializ­ada en Delitos Electorale­s, con lo que la vena penal quedaría encaminada a perseguir al nuevo gobierno de López Obrador.

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