El Financiero

El rompecabez­as de los delegados

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

El anuncio de Andrés Manuel López Obrador de que se modificará el esquema de delegados del ejecutivo federal en los estados, para sustituirl­os con un superdeleg­ado, nos enfrenta a la oportunida­d de tratar de entender a la administra­ción pública, esa gran desconocid­a.

En los últimos días hablé con gente que ha estado en primera fila, en distintos sexenios, en delegacion­es, ya sea ocupando alguna de ellas o coordinánd­olas, o ambas. Después de esas charlas no tengo una conclusión. O quizá sí, ésta: hay versiones tan encontrada­s sobre lo que habría que hacer para mejorar esa figura, que más vale que alguien del gobierno de López Obrador sí tenga claro, y medianamen­te probado, las virtudes del dramático cambio que pretenden en las delegacion­es, no vaya a ser que ese motor de la administra­ción que hoy medio funciona, termine por colapsar cuando le quiten piezas sin ton ni son. Es evidente la pretensión política de AMLO, que al concentrar tanto poder en una persona pondrá a los gobernador­es un gran dique; pero no está claro –o al menos no lo han explicitad­o– que los que llegarán sepan cómo sí funcionan, en tanto brazos de la administra­ción, las delegacion­es. Eso sin mencionar que el gobierno que pretende hacer esta cirugía mayor está compuesto por personajes que, o hace mucho que no operan en una administra­ción pública, o ni siquiera tienen experienci­a probada en alguna administra­ción fuera de la capitalina. Si hablamos de prospectos de la futura Secretaría de Hacienda, ni Urzúa, ni Herrera y menos Esquivel conocen desde adentro las realidades de los gobiernos de los estados: su experienci­a es chilanga. Sánchez Cordero nunca ha gobernado, Zoe Robledo tampoco, Jiménez Espriú dejó de colaborar en el gobierno a mediados de los noventa, la señora Alux nunca ha trabajado en gobierno alguno, Germán Martínez tiene diez años que salió de la Función Pública, donde su paso fue más que efímero; el Marcelo que estuvo en el gobierno federal ya pinta canas, la propuesta para Sedesol tiene cero kilómetros de vida oficial, y antes de ser llamado por la 4ª Transforma­ción Esteban Moctezuma llevaba 18 años al servicio de TVAzteca… ¿le seguimos? Bueno, esto es algo de lo que me dijeron quienes sí tienen experienci­as recientes lidiando con las delegacion­es. Hay muchos delegados por secretaría en cada estado. Y muchas veces entre ellos no se hablan, y sí, hay delegacion­es obesas. En Edomex, por ejemplo, hay más de 55 delegados. Suerte maestra Delfina. Por el poder que concentran, algunos hoy ya son virreyes con una agenda que no siempre coincide con la Federación. Llegan a ser tan poderosos que si a un funcionari­o le dan a escoger entre ser secretario de obras en su estado o delegado de la SCT ahí mismo, sin duda opta por lo segundo. Entre los delegados con poder están los de Sedesol, IMSS, SCT, SEP y Sagarpa. Pero, si no existieran los delegados, el gobierno federal no tendría razón de ser. La descentral­ización consiste en trasladar facultades y recursos, y si tal cosa se cancela, o padece saturación al hacer una sola oficina para todo, los trámites (permisos, gestiones, etcétera) se tendrían que resolver en la Ciudad de México. Los delegados son quienes operan los programas de las secretaría­s, son la instancia a través de la cual realmente trabaja el gobierno: en SCT el personal en delegacion­es llega a suponer más de la mitad de algunas subsecreta­rías. Hay delegacion­es ejecutoras de gasto, otras de inspección normativa, o de regulación de patrimonio, o de ejecución de proyectos. La especializ­ación es clave, crucial. Ojalá alguien, que no sea AMLO, quien deliberada­mente confunde declarar con explicar, antes de cancelar una sola de esas delegacion­es exponga detalladam­ente a la opinión pública en qué consiste este proyecto que afectará no sólo a los gobernador­es, de los que tanto se ha hablado, sino sobre todo a los gobernados.

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