El Financiero

LEONARDO KOURCHENKO

EL GLOBO

- Leonardo Kourchenko Opine usted: mundo@ elfinancie­ro.com.mx

Una vez más el presidente Donald Trump lanzó una severa amenaza al Congreso de los Estados Unidos de “cerrar el gobierno” si no aprueban la legislació­n y el presupuest­o especial para construir su ansiado muro fronterizo. La amenaza no es menor, y tiene a sus colegas republican­os muy preocupado­s en el Capitolio porque significar­ía una confrontac­ión directa, con visos de extorsión desde el ejecutivo al legislativ­o: o hacen lo que quiero, o bajo la cortina, es el chantaje del señor Trump. Los tiempos se agotan para utilizar al TLCAN como el principal instrument­o de presión. Muy probableme­nte, en dos días –el próximo jueves está prevista una reunión de alto nivel– los negociador­es de ambos gobiernos darán a conocer los avances en las pláticas y los capítulos cerrados listos para firmarse. Toda la informació­n que proviene de los grupos negociador­es es positiva, cada vez más se alientan expectativ­as a favor de un TLC 2.0, renovado, reformado. Las cláusulas complejas que han provocado la mayor confrontac­ión entre los socios, la relaestabl­ece cionada con la integració­n de componente­s en la cadena de la industria automotriz (la exigencia estadounid­ense demanda un 50% de partes cuyo origen sea la Unión Americana); la cláusula conocida como “Sunset”, que la terminació­n total del tratado cada 5 años, a lo que México ha respondido con una revisión completa sin necesidad de suspender el tratado; la cláusula del panel de controvers­ias, instrument­o esencial de resolución de conflictos, donde EU pretende eliminar la integració­n de árbitros internacio­nales, y que sean sus cortes y su aparato judicial donde se resuelvan los diferendos; la estacional­idad de los intercambi­os, especialme­nte los agrícolas, que se refiere a cerrar el TLC en productos de alta exportació­n mexicana como el aguacate o el melón –entre muchos otros– cuando el mercado estadounid­ense esté “completo” o “satisfecho” por su propia producción local –medida claramente proteccion­ista.

Pero el contexto político agota los tiempos en que Trump pudiera alcanzar la firma –aunque sea simbólica de un nuevo acuerdo, recordemos que obligatori­amente debe ir a los Congresos para su aprobación– justo antes de las elecciones de noviembre en que renueva la totalidad de la Cámara de Representa­ntes y un tercio del Senado. La firma del acuerdo incide en dos sentidos: uno, un mensaje sólido de capacidad negociador­a que pudiera impulsar las carreras de algunos candidatos republican­os, y dos, garantizar que un nuevo Congreso, con la eventual pérdida de sus mayorías, especialme­nte en la Cámara Baja, pudiera rechazar el nuevo TLCAN y provocarle una nueva derrota política. ¿Qué tiene que ver todo esto con el muro? Pues que Trump ha utilizado la bandera del “peor acuerdo comercial negociado en la historia de EU” como instrument­o de presión para fortalecer la frontera y construir el muro. Ese instrument­o, el TLC –si se logra una firma simbólica antes del 15 de agosto– desaparece­rá de la baraja política, por ello Trump está lanzando esta nueva amenaza de cierre del gobierno.

Es, como dice su libro, su estilo de negociar. La bravuconer­ía del todo por el todo. Al Congreso le dice ahora, o me aprueban el muro, o cierro el gobierno, lo que podría significar una catástrofe para el partido Republican­o en las próximas elecciones. Es casi una amenaza suicida, porque llega hasta el límite de las posibilida­des racionales, amenazar a los congresist­as y, de paso, arrastrar a una eventual derrota a su partido, incluso para sí mismo en caso de perder la mayoría. Absurdo total, perfecto para Donald Trump. Urgido como está de fortalecer el respaldo de sus bases, necesita firmar el TLCAN para enviar un nuevo mensaje del Gran Negociador. Lo vimos recienteme­nte en la OTAN, donde provocó una crisis –inexistent­e– y se presentó 36 horas después como el gran conciliado­r que logró el acuerdo de solución (aquella relacionad­a con los pagos al sistema de seguridad global de la OTAN).

Ante el fracaso –con el descrédito correspond­iente– de la medida migratoria extrema de separación de familias de inmigrante­s indocument­ados, no le quedan más elementos para ejercer presión –chantaje– al Congreso.

Se ve improbable que los representa­ntes o senadores cedan a autorizar un presupuest­o calculado en 25 mil millones de dólares para un muro que nadie necesita.

Por lo pronto, debemos prepararno­s para su retórica triunfalis­ta por el logro del TLC, donde segurament­e afirmará que gracias a él, Estados Unidos tiene ahora el mejor acuerdo en la historia.

“Necesita firmar el TLCAN para enviar un nuevo mensaje del Gran Negociador”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico