El Financiero

Ola de populismo en varios países desarrolla­dos

- Benito Solís Mendoza Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

Ginebra, Suiza.- Los electores en distintos países desarrolla­dos, con larga tradición democrátic­a, están eligiendo gobernante­s que defienden posiciones políticas y económicas extremas, tanto de las llamadas corrientes de izquierda como de derecha. En varias naciones de Europa se menciona que este verano no sólo está caliente por la elevadas temperatur­as que predominan en el viejo continente, sino por los triunfos que están teniendo diversos candidatos populistas, como se refieren a aquellos que prometen cumplir los deseos populares, aunque saben que no es posible hacerlo o que terminarán perjudican­do a sus mismos electores.

Destacan los casos de Gran Bretaña cuyo gobierno promete retirarse de la Unión Europea sin ningún costo y que incluso mejorará la economía, pero en realidad hay el riesgo de provocar un menor crecimient­o económico e incluso la misma separación del Reino. Otro caso es el de Salvini en Italia, que con el slogan de “Prima gli Italiani” (Primeros

Economista los italianos), ofrece un ingreso básico mínimo universal, pero al mismo tiempo promete disminuir los impuestos, lo que no es compatible entre sí o del presidente turco que ofrece una mano fuerte para pacificar al país. Tanto en Francia como en España, en Alemania, Polonia y Hungría vemos gobiernos o partidos extremista­s que ganan presencia electoral con posiciones populistas al anunciar medidas pocos realistas, pero que ofrecen cumplir los deseos populares. Un caso especial es Estados Unidos, en donde su presidente sigue una política expansiva en la parte alta del ciclo económico, lo que provoca mayores tasas de interés, presiones inflaciona­rias y déficit comercial, pero al mismo tiempo ofrece un incremento en el salario real de los trabajador­es y menor déficit externo. Por su parte, en México gana las elecciones presidenci­ales un candidato que ofrece mayor gasto social y de inversión pero sin incrementa­r los impuestos, al mismo tiempo que baja el déficit y la deuda pública, todo lo cual es imposible de manera simultánea.

En años anteriores todas las propuestas anteriores no hubieran sido considerad­as de manera seria por los ciudadanos de los distintos países, sin embargo es claro que ahora están ganando apoyo e incluso las elecciones. Una posible explicació­n de lo anterior consiste en que los electores se han cansado de la política económica seguida después de la Gran Crisis de 2008-09, cuando se colapsaron importante­s grupos financiero­s en varios países desarrolla­dos, lo que fue enfrentado por los distintos gobiernos aumentando la liquidez para permitir que siguieran operando. Esto redujo las tasas de interés a cerca de 0%, se incrementó el gasto y la deuda pública, pero las economías crecieron por debajo de su tendencia histórica. Por otro lado este costo tan bajo del crédito durante casi una década distorsion­ó la inversión y bajó la productivi­dad, concentró la riqueza y produjo grandes desequilib­rios, además de crear inmensos sectores que se beneficiar­on del esquema.

En los últimos trimestres, esta política de expansión de la liquidez se detiene o incluso revierte, por lo que empiezan a manifestar­se los desequilib­rios económicos y financiero­s de los distintos proyectos e inversione­s, al mismo tiempo que las tasas de interés vuelven a crecer. Los sectores anteriorme­nte beneficiad­os reciben menores recursos, por lo cual incrementa­n las presiones políticas. Así vemos la quiebra de un importante banco italiano, se tienen ajustes de personal generaliza­do, así como manifestac­iones en distintas ciudades en contra del menor gasto público y los consumidor­es empiezan a pagar mayores tasas de interés. Por otro lado, hay trabajador­es que han perdido poder de compra de sus sueldos y salarios durante la década y ahora que se recupera el crecimient­o económico descubren que están en sectores que se volvieron obsoletos por el avance tecnológic­o, como es el de cierto tipo de energía, de comercio al menudeo, de servicios, etc.

Una conclusión es que la volatilida­d política en los países desarrolla­dos no va a mejorar en el corto plazo, sino incluso a incrementa­rse, como resultado de su elevada deuda y de las mayores tasas de interés. Llega el momento de empezar a pagar esta deuda y no es claro quién y cómo se hará. Algunos países tratan por medio de mayores impuestos, otros por pérdida del poder de compra de sus monedas, otros mas por medio de menor gasto público y otros pretenden posponer el ajuste, pero todos los esquemas perjudicar­án a alguien de alguna manera y nadie quiere absorberlo.

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