El tercer pilar del Sistema Nacional de Transparencia
Con la publicación el pasado 15 de junio de la Ley General de Archivos se consolida el tercer pilar que robustece el Sistema Nacional de Transparencia, y el camino hacia un México más abierto y transparente. Sin lugar a dudas, los archivos son esenciales para documentar la conducta eficaz y responsable de las instituciones públicas, para garantizar la protección de los derechos de los ciudadanos y la adecuada toma de decisiones, son constructores de memoria institucional para la continuidad administrativa.
La Ley General de Archivos establece los principios y bases generales para la organización y conservación, administración y preservación homogénea de los archivos en posesión de cualquier autoridad, entidad, órgano y organismo de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos y fondos públicos, así como de cualquier persona física, moral o sindicato que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos de autoridad de la federación, las entidades federativas y
Comisionado del INAI los municipios. Toda autoridad, todos los sujetos obligados deben documentar los actos derivados de sus actuaciones, una buena gestión archivística dará cuenta de su buen actuar.
Esta legislación resalta además el valor del rol que juegan los archivos dentro de la transparencia administrativa, la preservación de la memoria social colectiva y la responsabilidad democrática, sin dejar de lado la importancia tradicional en la investigación histórica. Al replantear el concepto de documentos públicos, se cumple con una de las funciones esenciales del estado, que permite consolidarnos como una administración pública moderna, con buenas prácticas y políticas públicas que procuran el acceso a la información a los ciudadanos.
Con su próxima entrada en vigor (365 días después de su publicación), se habrá dado uno de los avances más significativos de los últimos años en la materia. Esa decisión histórica representa una etapa importante para favorecer la comprensión de los archivos, así como una oportunidad de sensibilizar a los sujetos obligados y a la ciudadanía sobre el tema. La implementación de la Ley General de Archivos pone en la mesa cuatro retos para los sujetos obligados: En primer lugar, la necesidad de generar mayores capacidades técnicas, financieras, normativas y una estructura organizacional para la correcta y homogénea gestión documental. En segundo lugar, el mayor aprovechamiento de las tecnologías de la información para un manejo archivístico más accesible y abierto a la ciudadanía. Como tercer punto, y de la mano con el anterior, sienta las bases para que los archivos digitales sean una realidad en un futuro no muy lejano, lo cual hará más eficientes los procesos administrativos y la seguridad en su resguardo. En cuarto lugar, el reto de capacitar y profesionalizar el ejercicio de las y los funcionarios públicos hacia una gestión documental y archivística más adecuada.
Para México se presenta un nuevo desafío: la implementación, organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Archivos y un Registro Nacional de Archivos, en los cuales se deberá concentrar información sobre los sistemas institucionales y de documentos de interés público que se encuentren en los archivos privados, así como la difusión del patrimonio documental de la nación. Asimismo, las entidades federativas deberán homologar sus cuerpos normativos locales a esta Ley General.
Ante esta coyuntura es indispensable el diálogo, la coordinación y el trabajo colaborativo para garantizar una correcta gestión documental en los tres niveles y ámbitos de gobierno.
La transparencia exige eficacia en la gestión documental, con la Ley General de Archivos se contribuirá al fortalecimiento del derecho de acceso a la información de los ciudadanos, impulsando la construcción de esquemas efectivos que impacten positivamente en el acceso a la información pública, y que consecuentemente contribuyan a combatir la opacidad en el manejo de documentos, testimonios y evidencias. Como lo dijo el filósofo francés Michel Foucault, el estudio de los archivos implica entrar en una región privilegiada, a la vez cerca de nosotros, pero diferente de nuestra actualidad, es la frontera del tiempo que rodea nuestro presente, que lo resalta y que indica su otredad, eso es, lo que fuera de nosotros, nos delimita.1
Ante ello, los archivos se posicionan como herramientas indispensables para la frágil, subjetiva y mortal memoria humana. Una adecuada gestión de los archivos nos ayudará a comprender el pasado, a documentar el presente y a preparar mejores escenarios para el futuro.
1 L’analyse de l’archive comporte donc une région privilégiée: à la fois proche de nous, mais différente de notre actualité, c’est la bordure du temps qui entoure notre présent, qui le surplombe et qui l’indique dans son alterité; c’est ce qui, hors de nous, nous délimite. (Traducción propia) Fuente: