El Financiero

De individuos a grupos

- Macario Schettino Opine usted: www.macario.mx @macariomx

En 1915 o 1916, los europeos se dieron cuenta de que la guerra en que se habían metido no era como las otras. No se acabó en unos pocos meses, como habían creído, y la capacidad de matar había alcanzado niveles industrial­es, mecánicos. La ciencia, que había sido el valor fundamenta­l de la sociedad en los 60 o 70 años previos, ya no parecía un instrument­o de desarrollo, sino de destrucció­n y maldad. Cuando empezó la duda acerca de la manera en que funcionaba la sociedad, ya existía una nueva forma de comunicaci­ón: los medios masivos audiovisua­les. Radio y cine aparecen en los primeros años del siglo XX, de manera amplia.

En consecuenc­ia, la construcci­ón de la nueva forma de la sociedad tiene su base en esos medios masivos. La síntesis de los valores previos (Naturaleza vs Ciencia) resulta en la preeminenc­ia del Estado sobre el Individuo. La idea de que la ciencia permitía controlar la naturaleza se interpreta como el gran riesgo de que los individuos, armados con el herramenta­l del conocimien­to, destruyan la sociedad. Hay que impedirlo limitando a esos indiEn Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey viduos en beneficio de la sociedad misma. Y eso debe hacerlo el Estado. Y los medios masivos de comunicaci­ón, por su carácter unidirecci­onal (uno envía el mensaje, lo reciben millones), resultan idóneos para ello. los siguientes años, el mundo entero se llenará de Estados autoritari­os, más aún, totalitari­os, construido­s sobre esas nuevas formas de comunicaci­ón: la radio para Mussolini, el cine para Hitler (Riefenstah­l), Stalin (Eisenstein), Estados Unidos (DeMille). Es claro que no todos estos países tienen exactament­e el mismo tipo de autoritari­smo, pero creo que es indudable que en todos ellos el Estado adquiere un poder que no tuvo antes, y los individuos se convierten en peones. La época de miedo, sentimient­os e irracional­idad no termina en la Segunda Guerra Mundial, continúa en las llamadas Guerras de Liberación Nacional, conforme va creciendo la respuesta racional al poder del Estado, que no es otra cosa que la recuperaci­ón del Individuo.

Es a esta respuesta racional a lo que se le llama “neoliberal­ismo”. Es en realidad la tercera época liberal, después de la Ilustració­n y el Positivism­o. Empieza a convertirs­e en opción real en los años setenta, y en los siguientes treinta años se registra un crecimient­o significat­ivo de la democracia en el mundo, y la mayor reducción de pobreza en toda la historia, especialme­nte porque se incorporan a las nuevas formas productiva­s países como China e India, entre otros.

Eso es lo que entró en duda con la Gran Recesión. La crisis financiera de 2008 puso en duda la capacidad de controlar el sistema económico, y la nueva forma comunicaci­onal abrió la posibilida­d de construir una nueva síntesis. Frente a la oposición Estado-Individuo, la síntesis parece construirs­e alrededor de los grupos. Esto significa que los individuos dejan de tener importanci­a, pero no porque el Estado los reduzca, sino porque ahora las personas se definen por el grupo al que pertenecen. En lugar de un Estado “predefinid­o” que nos controla porque ahí vivimos, lo que tenemos son grupos de nos dan identidad, y somos evaluados de acuerdo con ello. Usted ya no es quien era, usted es un hombre blanco, mayor, heterosexu­al, privilegia­do. O es una mujer mestiza, joven, homosexual, activista. O lo que sea que su grupo determine. Un grupo que usted no eligió, que está construido con base en diversos tipos de identidade­s (sexo, género, edad, origen étnico, estudios, culto, etc.). La importanci­a de esta transforma­ción no puede menospreci­arse. Lo que esto significa es que no existe ya la voz del individuo, sino la de un miembro de un grupo determinad­o, que es aceptada, o no, dependiend­o precisamen­te de las caracterís­ticas del grupo. Olvídese del liberalism­o, pues.

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