El Financiero

Muerto el rey, viva el rey

- Georgina Morett Opine usted: georgina.morett@gmail.com @ginamorett­c

Después del tsunami de Morena, empezaron los reacomodos de todos aquellos que trabajaron con la denominada mafia del poder y que ahora tendrán que buscar un sitio con el nuevo gobierno y los nuevos legislador­es mayoritari­os. Al parecer, entre los primeros en reacomodar­se, están los socios de la empresa Marvaz Comunicaci­ón Estratégic­a, quienes trabajaban con Miguel Ángel Osorio Chong en la Secretaría de Gobernació­n, y, al ver que no fue candidato presidenci­al, inmediatam­ente iniciaron la migración hacia Morena.

Y lo lograron con éxito, ya que fueron contratado­s ni más ni menos que por una de las mujeres más fuertes en el próximo gobierno, quien será senadora y posteriorm­ente secretaria de Energía, Rocío Nahle.

Es por ello que algunos morenistas están molestos, ya que aseguran que esta empresa de comunicaci­ón realizó estrategia­s para atacar al próximo Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y en cuanto se dieron cuenta de que no había futuro político, migraron a Morena, con lo cual Mary Vázquez, CEO de Marvaz, se convierte en brillante asesora. Pero lo que más les molesta a los morenistas, es la prepotenci­a y soberbia con que tratan a la gente, que aseguran era su forma de comportars­e en las oficinas de Gobernació­n, pero señalan que esto no se vale cuando lo que se busca en el nuevo gobierno es la Cuarta Transforma­ción y acabar con ese tipo de prácticas.

PAN, ¿PARTIDO SATÉLITE?

Independie­ntemente de lo que ocurra entre los calderonis­tas, Rafael Moreno Valle, exgobernad­or de Puebla y exsenador, es un aspirante a la presidenci­a del PAN que descuella entre la multitud de candidatur­as de papel, tantas que ya sólo falta que se apunte el portero del edificio, después de Mirelle Montes. La fortaleza de Moreno Valle es su cercanía con algunos de los gobernador­es panistas y con Elba Esther Gordillo, aliada de Morena, que también se convierte en su principal debilidad. Si bien, por un lado puede prometer la interlocuc­ión fluida con el nuevo gobierno, también es cierto que, por otro, revive los fantasmas del pasado y convertirí­a al PAN en una oposición a modo.

El futuro presidente tiene tanto poder que necesita un partido de oposición, para evitar que le endilguen los mismos calificati­vos que tenían quienes antes gozaron de un poder como el suyo: dictadura perfecta o presidenci­a imperial, y el PAN, con sus 81 diputados y sus 23 senadores, es el único que realmente puede ocupar ese papel.

Uno de los diques que detienen la candidatur­a de Moreno Valle es la elección en Puebla, donde contendió su esposa Martha Erika Alonso, y que aún no ha sido calificada por el Tribunal Electoral, y que el morenista Miguel Barbosa busca anular. ¿Votarían los panistas por Moreno Valle, un expriista que nunca ha dejado sus querencias? De los cuatro personajes con posibilida­des de llegar a dirigir el PAN -Roberto Gil, Marko Cortés y Carlos Medina-, el exgobernad­or Moreno Valle es quien cuenta con los recursos y la experienci­a para imponerse en una elección abierta a militantes, pero no cuenta con el apoyo de los panistas tradiciona­les. Como quiera que sea, Moreno Valle será notorio en el Consejo Político del próximo sábado y domingo, y se puede negociar con él a cambio de darle la coordinaci­ón del Senado. Habrá que ver si los anayistas están dispuestos a ceder.

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