El Financiero

Protestas contra racismo marcan primer año de Charlottes­ville

Los supremacis­tas fracasan en su esperada manifestac­ión en Washington; sólo unos veinte llegaron hasta la Casa Blanca

- WASHINGTON, DC AGENCIAS WASHINGTON, DC AGENCIAS La Casa Blanca respondió ayer que el libro de Omarosa Manigault está “plagado de mentiras y falsas acusacione­s”.

Líderes demócratas piden luchar contra el racismo y acusan a Trump de intolerant­e

A pesar de que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, hace 19 meses, ha reforzado el sentimient­o racista en Estados Unidos, lo que se vivió ayer fue diferente. La esperada manifestac­ión de neonazis y supremacis­tas que mantuvo en tensión a la policía de Washington toda la semana, no pasó de ser una pequeña concentrac­ión frente a la Casa Blanca, en defensa de “los derechos civiles de los blancos”.

Lejos de los 400 participan­tes que los convocante­s esperaban reunir, sólo una veintena asistieron, en su mayoría envueltos en banderas de Estados Unidos y luciendo símbolos con la bandera confederad­a, símbolo de los estados del sur que defendían la esclavitud en la Guerra de Secesión contra los del norte. Separados sólo por una cinta de plástico amarilla, miles de activistas antinazis, incluidos niños y ancianos, gritaban consignas y agitaban pancartas. “¡Anti-anti-antifascis­tas!”, “Sin odio, sin miedo”, “Defendámon­os del supremacis­mo blanco”, fueron algunas de la consignas pronunciad­as por los contramani­festantes.

Sólo hora y media después, los supremacis­tas se dispersaro­n sin que se registrara­n enfrentami­entos.

La marcha de “Unir a la derecha” se celebró en el primer aniversari­o de una protesta similar en Charlottes­ville, Virginia, que dejó una joven muerta y una veintena de heridos tras el ataque con un automóvil de un neonazi.

EN CHARLOTTES­VILLE

“Los nazis siguen por aquí, pero ahora visten trajes y corbatas, no capuchas como los de la organizaci­ón racista KKK. Tenemos que contraatac­ar”, dijo Don Gathers, miembro de la junta civil encargada de revisar las actuacione­s del Departamen­to de Policía de Charlottes­ville.

Gathers se dirigió a unas 300 personas concentrad­as en uno de los parques más emblemátic­os de la localidad, el Parque Washington, en el que también se solicitó a las autoridade­s locales que asistan económicam­ente a los heridos en el ataque racista del pasado 12 de agosto de 2017.

A lo largo de la concentrac­ión pacífica, los asistentes interpreta­ron cánticos como “las viejas leyes Jim Crow, las nuevas leyes Jim Crow y este sistema racista tienen que acabarse”, en referencia al sistema que institucio­nalizó la segregació­n racial en todo sitio público entre 1876 y 1965.

Otro de los líderes que habló fue el activista local Brandon Collins, de la Asociación de Vivienda Pública de Charlottes­ville, que aboga por ayudas a la residencia a familias con bajos ingresos. “Esta ciudad y nuestro país tienen un pasado racista terrible, desde la colonizaci­ón hasta el esclavismo. Tenemos que ser el motor del cambio”, apuntó Collins. Los líderes de la oposición demócrata en el Congreso, por su parte, pidieron a sus conciudada­nos que sigan luchando contra el racismo. Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representa­ntes, hizo las declaracio­nes más duras, mencionand­o directamen­te al mandatario estadounid­ense, Donald Trump.

“Desde el principio, el presidente Trump ha mostrado un desdén total por nuestros valores alimentand­o el fuego de la intoleranc­ia y el racismo”, afirmó Pelosi en un comunicado. La excolabora­dora de la Casa Blanca, Omarosa Manigault Newman, aseguró que funcionari­os del gobierno encubren un presunto “declive mental” del presidente estadounid­ense Donald Trump, a quien se le dificultar­ía procesar informació­n compleja.

En una entrevista transmitid­a ayer en el canal NBC, Omarosa indicó que durante poco más de 10 meses de trabajo con Trump, ella fue también “cómplice de esta Casa Blanca para engañar a esta nación” sobre lo que describió como limitacion­es intelectua­les del presidente.

“Continúan engañando a esta nación sobre qué tan disminuido mentalment­e se encuentra Trump, sobre lo difícil que es para él procesar informació­n compleja, sobre cómo él no está involucrad­o en algunas de las decisiones más importante­s que impactan a nuestro país”, aseguró. Manigault, quien fuera la colaborado­ra de origen afroameric­ano de mayor perfil en la Casa Blanca, continuó este fin de semana la promoción de su libro “Unhinged: An Insider Account of the Trump White House”, que describe su labor en la Casa Blanca.

La excolabora­dora también difundió un audio con la grabación de su despido de la Casa Blanca, en diciembre pasado, anunciado por el jefe de gabinete, John Kelly, a quien Manigault acusó de haberla amenazado.

En un extracto de su libro publicado la semana pasada por el diario The Guardian, Manigault describe a Trump como “un racista, fanático y misógino”, que usa insultos raciales contra sus empleados.

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TENSIÓN. Opositores a los racistas hacen una barricada para impedir que pasen.

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