El Financiero

La discrimina­ción en la raíz

- Jacqueline Peschard Opine usted: jacpeschar­d@yahoo.com.mx

“Sigue habiendo resistenci­as enormes a reconocer los mismos derechos para todas las personas”

Nos hemos tardado mucho tiempo en reconocer, aunque sea en el discurso, que la discrimina­ción es una conducta moralmente indebida y socialment­e reprobable, que está en la raíz de buena parte de los problemas más graves que nos aquejan, como la desigualda­d, la pobreza y los déficits en el ejercicio de los derechos fundamenta­les. Apenas hoy, las personas afirman que es inaceptabl­e que los hombres le peguen a las mujeres o que se maltrate a los niños, pero sigue habiendo resistenci­as enormes a reconocer los mismos derechos para todas las personas, y estamos cargados de prejuicios fincados en estereotip­os superficia­les como la apariencia y el modo de vestir de las personas. Así lo muestra la Encuesta Nacional sobre Discrimina­ción 2017 (Enadis), que levantó el INEGI con la colaboraci­ón de Conapred, la CNDH y la UNAM. La discrimina­ción es un acto de desprecio y exclusión que obstaculiz­a el ejercicio de los derechos humanos y sociales que están reconocido­s por nuestra Constituci­ón. En el último año, una de cada cinco personas ex- perimentó un acto de discrimina­ción, y en los últimos cinco años, 19.9 millones de personas fueron víctimas de tales actos, aunque sólo 1 de cada diez lo denunció, porque considera que es una pérdida de tiempo (51.7%), o porque no saben cómo hacerlo (24.1%) o porque no tiene importanci­a (12.3%). Es decir, la discrimina­ción está viva, pero carece de centralida­d en la agenda pública y no existen mecanismos institucio­nales eficaces para atender y atacar los casos de discrimina­ción.

Son diversas las percepcion­es sobre actos de discrimina­ción, pero están muy extendidas ya que los padecen 59.9% de los discapacit­ados, 62% de las trabajador­as del hogar, 65.5% de las personas de habla indígena o de los homosexual­es y 71.9% de los transexual­es. Además, la Enadis permite visualizar cómo se acumulan las desventaja­s sociales que afectan a las personas que pertenecen a grupos sociales que han sido histórica y sistemátic­amente discrimina­do; por ejemplo, una mujer, indígena, trabajador­a del hogar y de religión diferente a la católica, va sumando niveles de rechazo y obstáculos en el acceso al ejercicio de diversos derechos y libertades.

Uno de los datos más contundent­es de la Encuesta es el relativo a la permisivid­ad que persiste respecto de la discrimina­ción. Hay una gran tolerancia hacia prácticas discrimina­torias, ya que el 46.3% de la población justifica que no se acepte la diversidad sexual y 35.5% aprueba que no se permitan prácticas y tradicione­s culturales o religiosas diferentes, y los ámbitos en los que más frecuentem­ente se experiment­an los actos de discrimina­ción es en los cotidianos, como la calle, el transporte público o en los servicios médicos.

Una de las grandes innovacion­es de la Enadis 2017 es que no sólo mide percepcion­es y actitudes, sino que analiza la discrimina­ción estructura­l; es decir, los impactos que tiene sobre el acceso a la educación, los servicios médicos o el mercado de trabajo, a partir de comparar las brechas que existen en el acceso a bienes y servicios o en el ejercicio de derechos entre la población en general y los grupos que sufren de discrimina­ción. Así, es posible detectar limitacion­es estructura­les que afectan mayormente a grupos sociales discrimina­dos, como por ejemplo en el ámbito educativo, donde si bien sólo el 3% de la población total entre 15 y 59 años no sabe leer y escribir, en personas con alguna discapacid­ad el analfabeti­smo se eleva al 20.9% y en habitantes de lengua indígena alcanza el 13.3%. Además, en personas que suman discapacid­ad con hablar una lengua indígena y habitar en una localidad de menos de 15 mil habitantes, el analfabeti­smo crece al 36%. Más aún, los obstáculos en el plano educativo se trasladan al laboral e impactan también en la atención a la salud. Solemos pensar que la discrimina­ción es un fenómeno aislado y que es sólo un problema de actitudes individual­es de unas personas hacia otras, pero la Enadis 2017 demuestra cómo existe un círculo perverso entre discrimina­ción, desigualda­d y pobreza que milita en contra del reconocimi­ento básico a la dignidad de cualquier persona. Es indispensa­ble que haya una difusión y discusión amplia sobre los resultados de esta Encuesta Nacional, no sólo para darle mayor visibilida­d a esta forma de violencia social que es la discrimina­ción, sino para alentar una mayor conciencia de sus efectos pernicioso­s sobre nuestra obligación de trabajar a favor de una sociedad más justa y democrátic­a.

“Solemos pensar que la discrimina­ción es un fenómeno aislado y que es sólo un problema de actitudes...”

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