El Financiero

De nuevo, el síndrome del avestruz

- Ana María Salazar Opine usted: wwwanamari­asalazar.com @amsalazar

Continúan las interrogan­tes sobre qué significa el concepto de “amnistía” en el “mundo según AMLO”. Y esta confusión está destruyend­o lo que fue una brillante propuesta del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, que era llevar a cabo una serie de foros para la “reconcilia­ción nacional”.

En el más reciente foro, celebrado en Ciudad Juárez, El Financiero Bloomberg reportó que Alfonso Durazo, futuro secretario de Seguridad Pública, dijo en entrevista con esta casa editorial que perdonar es necesario para construir un proceso de pacificaci­ón en el país. Recalcó también que “Andrés Manuel planteó su visión de “olvido no, perdón sí”. Durazo mencionó que “cobrar venganza o ajustar cuentas nos llevaría a un callejón sin salida”. Indicó que el proceso de pacificaci­ón no incluye a grupos del crimen organizado, como Los Zetas, ya que México es parte de tratados internacio­nales que imposibili­tan que estos grupos salgan beneficiad­os de una eventual ley de amnistía.

Entonces, la pregunta sigue sobre la mesa: ¿a quién perdonar y por qué? Pero el cuestionam­iento fundamenta­l es: ¿qué papel juega “la amnistía” en la estrategia para reducir la violencia en el país? Pero más urgente sería que López Obrador y el equipo de transición explicaran qué planes tienen para enfrentar los índices históricos de homicidios y desapareci­dos que sufre México.

¿La amnistía en verdad va a ayudar a “pacificar”? O de plano el Presidente electo seguirá la misma errada ruta que usó Enrique Peña Nieto cuando inició su sexenio: no reconocer que en México viven los grupos criminales más peligrosos y violentos del planeta. El no reconocer esta realidad ha permitido que, como lo comentó la futura secretaria de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, México esté convertido en un cementerio. Les recuerdo que el candidato y después presidente Peña Nieto se rehusó a decir las palabras “crimen organizado” en los primeros años, y su equipo insistía en que el problema de la violencia se resolvía inyectando e implementa­ndo más recursos para programas de prevención. ¿Alguien ha escuchado a López Obrador expresar preocupaci­ón por la violencia criminal? ¿O cuál será la estrategia para controlar las organizaci­ones criminales? ¿O estamos de nuevo iniciando una administra­ción que sufre también del síndrome del avestruz, escondiend­o la cabeza en la arena?

Quiero insistir en que la idea de llevar a cabo los “Foros de Escucha para Trazar la Ruta de la Pacificaci­ón del País y Reconcilia­ción Nacional”, en su concepción es brillante. Buscan organizar 17 foros alrededor del país, conversaci­ones con reos en 11 centros de detención, y conversar también con migrantes. Pero desafortun­adamente lo que parecería que se está recalcando es el concepto de amnistía y el debate alrededor de quién podría beneficiar­se. Sigue habiendo pocos detalles de cómo reducir la violencia y la tasa de homicidios. Al contrario, la forma en que se estarían interpreta­ndo algunos mensajes que surgen de estos foros, es la reestructu­ración (o destrucció­n) de las institucio­nes de seguridad e impartició­n de justicia, con reducción de beneficios, personal, recursos y salario. Debilitar lo poco que hay. Les recuerdo a los nuevos dueños de la estrategia de seguridad que negociar la ley es doblegar. Esto es una lección clave para la gobernabil­idad a largo plazo en México, porque en general se percibe que el Estado tiene poca disposició­n de hacer uso de la fuerza, aun cuando esté respaldado por el Estado de derecho y la ley, que es el arma más importante que tiene el gobierno.

Si negocian la ley, entonces cualquier exigencia, por más descabella­da que sea, está sobre la mesa, incluyendo violar la Carta Magna, despojar propiedade­s privadas, robar, extorsiona­r, golpear a policías y ciudadanos.

Pero a diferencia de lo que sucedió en los primeros dos años de la administra­ción del presidente Peña Nieto, quien se dio el “lujo” de no abordar públicamen­te el tema de seguridad pública porque los índices de homicidios se estaban reduciendo, AMLO recibe el país en crisis, incendiado no por las protestas, sino por la violencia que a diario viven los mexicanos. Y sería un error histórico no usar los foros de pacificaci­ón para empezar a explicar claramente cuál es la estrategia de seguridad y justicia que requiere México.

“El cuestionam­iento fundamenta­l es: ¿qué papel juega ‘la amnistía’ en la estrategia para reducir la violencia en el país?”

“López Obrador recibe el país en crisis, incendiado no por las protestas, sino por la violencia que a diario viven los mexicanos”

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