ESCRITORIO DE BACO
L@Rene_Renteria
a semana pasada tuve el privilegio de participar como miembro del jurado del “Mexico Selection” la más importante competencia de vino mexicano. Este even- to organizado por el prestigioso “Concurso Mundial de Bruselas”, realizó su segunda edición en el corazón del Bajío. Además de constatar que la calidad del vino mexicano mejora -aunque no de manera notable-, descubrí parte de una de las primeras regiones vinícolas mexicanas, Querétaro. En Baja California, el mayor productor de vino mexicano -con poco más del 80% del total nacional-, la segmentación en el sector es una infortunada constante. Envidias, falta de apoyo entre productores, misoginia, entre otros lamentables factores, son impedimentos para que la calidad del vino baja californiano crezca y se consolide como un sector económico importante para el desarrollo de la región. Querétaro es el tercer estado productor de vino mexicano y como parte de las actividades recreativas del concurso, los miembros del jurado tuvimos la oportunidad de conocer diversas bodegas y convivir con sus productores. Personalmente tenía la percepción de que el vino queretano era malo, monótono, con falta de alcohol y dulzón. Sin embargo, me sorprendieron dos hechos innegables. Primero que, si bien es cierto, no todas las bodegas elaboran vinos de calidad, todas están haciendo un esfuerzo enorme por mejorar sus productos. Tal y como ellos mismos afirman, la región es viable para elaborar buenos blancos y espumosos. Me sorprendí con los espumosos rosados de Freixenet y de San Juanito, realmente muy placenteros y con un precio que no llega a los trescientos pesos. Personalmente creo que la uva Malbec se está adaptando muy bien en estos pagos y sugiere un futuro con mejores vinos tintos. Adicionalmente me conmovió la unión existente entre los productores queretanos. Un interés legítimo de sacar adelante su región, a pesar de las adversidades constantes del clima, pero con el ánimo de hacer vinos cada vez mejores.
Durante años he presenciado un desencuentro entre productores de vino mexicano, que frena gravemente al sector al acentuar la débil posición del país dentro de los principales productores vinícolas en el mundo.
México necesita vino de calidad a precios tan competitivos como los vinos extranjeros. Para ello es indispensable un sector unido que deje a un lado las diferencias personales y se unan por una causa común: el vino mexicano. Querétaro está poniendo el ejemplo. Cuando piensen en vino decidan por México.
¡Salud!