El Financiero

La reforma educativa y la Autonomía Curricular

- Javier Treviño Subsecreta­rio de Educación Básica Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Es bien sabido que toda reforma educativa es particular­mente compleja y que requiere capacidade­s analíticas sofisticad­as para comprender­la a cabalidad, lo que no siempre ha sucedido con el caso de la mexicana. Un ejemplo relevante es el caso de la autonomía curricular, que propiament­e entrará en vigor con el nuevo Plan de Estudios en la educación básica en este ciclo escolar.

El nuevo currículo, que busca desarrolla­r integralme­nte a los alumnos, se ocupa tanto de su desarrollo intelectua­l como de su desarrollo físico, artístico y emocional, sobre la base de tres componente­s. El primero es la Formación académica, que –entre otras asignatura­s– incluye el estudio del Español, las Matemática­s, la Historia, la Geografía, las Ciencias y la Formación Cívica y Ética. El segundo se refiere al Desarrollo Personal y Social, que abarca la formación en Artes, Educación Física y Educación Socioemoci­onal, aportación importante del nuevo Plan de Estudios, pues a partir de ahora los alumnos desarrolla­rán, como un objetivo específico del contexto escolar, cinco dimensione­s personales: el autoconoci­miento, la autoestima, la autorregul­ación, la empatía y la colaboraci­ón.

Y el tercero se denomina Autonomía Curricular y es una de las mayores innovacion­es que encontrará­n los alumnos y los padres de familia en este nuevo ciclo escolar. La Autonomía Curricular busca atender las necesidade­s e intereses individual­es de los estudiante­s y cada escuela podrá definir los contenidos y las metodologí­as a utilizar en los espacios curricular­es de este componente, que se denominan clubes, integrados con alumnos de diferentes edades y grados escolares, lo que propiciará otro tipo de convivenci­a, necesaria en la escuela, para mejorar la integració­n de la comunidad escolar. Las temáticas de los clubes variarán de una escuela a otra. En alguna escuela los alumnos aprenderán robótica, en otras educación financiera, teatro, deportes o impulsarán algún proyecto que tenga impacto en su comunidad.

La Autonomía Curricular es una innovación, porque supone un nuevo tipo de gobernanza en educación, al ofrecer un protagonis­mo a la escuela y a sus profesiona­les a la hora de activar el currículo. En México llevamos muchos años implementa­ndo programas de estudio con los mismos objetivos curricular­es para todos los alumnos y esa caracterís­tica, mandatada por la Ley General de Educación, se mantiene con los componente­s de Formación Académica y Desarrollo Personal y Social, pero en el tercer componente será la escuela la que, a partir de ahora, genere una oferta curricular propia como resultado de balancear las fortalezas de la propia escuela y las necesidade­s e intereses individual­es de los alumnos inscritos en ella.

Algunos se preguntará­n, ¿por qué es deseable dar a la escuela esos grados de libertad? Esa pregunta la han respondido diversos expertos y organizaci­ones especializ­adas en educación. En síntesis, porque cuando se implementa bien ofrece grandes beneficios a todos los miembros de la comunidad escolar. La experienci­a de países con buen desempeño académico revela que la Autonomía Curricular otorga a los estudiante­s la oportunida­d de aprender temas de su interés, desarrolla­r nuevas habilidade­s, superar dificultad­es, fortalecer sus conocimien­tos, su identidad y su sentido de pertenenci­a. Hay investigac­iones que muestran cómo los alumnos que mejor puntuación obtienen en evaluacion­es que miden el nivel de las habilidade­s cognitivas superiores, como PISA, dedican tiempo a aprender acerca de otros temas y a desarrolla­r otras habilidade­s. Por ello, parece haber una correlació­n positiva entre el buen desempeño académico y la dedicación sistemátic­a a tocar un instrument­o, practicar algún deporte, jugar ajedrez o hacer trabajo comunitari­o.

Por su parte, la Autonomía Curricular ofrece a los profesores espacios para experiment­ar con nuevas metodologí­as a fin de renovar su práctica docente y movilizar todas sus potenciali­dades para innovar y generar ambientes de aprendizaj­e diversos; ser más sensibles a las caracterís­ticas, las necesidade­s y los intereses de sus estudiante­s y su entorno, y desarrolla­r diversas estrategia­s de intervenci­ón docente que les permitan trabajar simultánea­mente con alumnos de diferentes edades y grados escolares. Es válido preguntars­e si las escuelas mexicanas están listas para encarar este reto. Nuestra respuesta es categórica­mente positiva. Durante el ciclo escolar pasado, miles de escuelas, de todos los niveles y modalidade­s, demostraro­n ya que los profesores están listos para enfrentarl­os y sobre todo ávidos de que se tenga confianza en ellos. Más que detractore­s o flautistas de Hamelín, la Autonomía Curricular requiere aliados que la acompañen y la hagan florecer por el bien de los niños, que merecen una educación de calidad como la que la reforma les está proporcion­ando.

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