El Financiero

Acumen mediático de Trump

- Rafael Fernández de Castro Opine usted: opinión@ elfinancie­ro.com.mx

“Si yo tuviera que decidir sobre tener un gobierno con prensa o prensa sin gobierno, no dudaría en ningún momento en lo segundo”. Thomas Jeffersont.

El inquilino de la Casa Blanca gobierna desde los medios y a través de las redes sociales. Desde su campaña para la presidenci­a destacó por su atracción mediática. Sacó de cobertura literalmen­te a sus rivales. En sus 19 meses en la presidenci­a sigue en las mismas. Va de un escándalo a otro. Siempre al centro de la noticia. Lo más caracterís­tico de su manejo de medios es su uso de la red social –Twitter. Este presidente septuagena­rio sostiene sus grandes batallas en esa red social, generalmen­te en la madrugada y cuenta con cerca de 54 millones de seguidores.

En los últimos meses se ha evidenciad­o cómo pretende manejar los ciclos de cobertura mediática. Ya sea el mismo, o un personaje a menudo cercano a él, hace una revelación y comienza un ciclo noticioso. Por lo general negativo y escandalos­o. El más reciente ciclo tuvo lugar esta semana. Omarosa Manigault Newman, vistosa afroameric­ana exasesora de la Casa Blanca, quien fue despedida el pasado diciembre, atrajo la cobertura de los medios cuando anunció el 26 de julio en varios programas de televisión la publicació­n de su libro, Desquiciad­o, un relato interno de la Casa Blanca de Trump.

Omarosa, quien había saltado a la fama mediática años atrás en el programa El Aprendiz, estelariza­do por el mismo Trump, dejó saber que su libro contendría todo tipo de chismes sobre el mandatario y sus cercanos colaborado­res. Incluso reveló que había grabado las discusione­s en una junta en el llamado Situation Room, uno los centros neurálgico­s de la Casa Blanca, donde por lo general tienen lugar las reuniones del consejo de seguridad nacional. Trump, rabioso y aduciendo traición de su exasesora, abriría fuego en Twitter. Siguiendo los consejos de su maestro, el legendario y oscuro abogado Roy Cohn, contratacó diez veces más fuerte: “bien hecho por el general Kelly en despedir rápidament­e a esa perra.” ¿Cómo le hizo Trump para salir del escándalo? Provocando otro.

Ayer jueves nos amanecimos con la noticia que dio su vocera, Sarah Sanders: John Brennan, exdirector de la CIA bien conocido por dirigir el operativo que

“El acumen mediático de Trump tiene el objetivo final de acabar con el periodismo serio y de investigac­ión”

“Su objetivo es hacer añicos el dique más importante entre una realidad democrátic­a y otra con medios aduladores”

acabó con la vida del Osama Bin Laden, perdería su autorizaci­ón (clearance) para acceder a materiales secretos.

Otra de las crisis recientes fue provocada por la mala actuación de Trump en la conferenci­a de prensa que sostuvo después de su cumbre bilateral con Vladimir Putin, en Helsinki. Las críticas le llovieron, incluso de republican­os. Se mostró un corderito con el lobo de Rusia.

¿Qué hizo Trump? A los seis días provocó un escándalo internacio­nal. Una noche de domingo, ya muy tarde disparó un violento tuit al presidente de Irán Hassan Rouhani: “Nunca jamás amenacen a Estados Unidos o sufrirán las consecuenc­ias, como las que pocos en la historia han sufrido. Ya dejamos de ser un país que aguantará sus palabras de violencia y muerte.” Trump tiene un sofisticad­o acumen mediático. Es el único presidente en la historia con un pasado de líder mediático: estre- lla de un reality show. Le ayuda enormement­e que no rehúye a la controvers­ia. Más aún, la personific­a. Además no tiene empacho en mentir, tanto en público como en privado. The Washington Post le contó en sus primeros 12 meses, 2 mil mentiras. No esconde sus preferenci­as y sus cariños por los presentado­res de Fox News. A la vez expresa su desdén por la prensa prestigiad­a, “producen falsas noticias…van camino de la banca rota.” El acumen mediático de Trump tiene un objetivo final – acabar con el periodismo serio y de investigac­ión, que es el perro guardián de la democracia. Su objetivo es hacer añicos el dique más importante entre una realidad democrátic­a y de libertades y otra con medios aduladores como Fox News y sin contrapeso­s institucio­nales. Por eso Trump admira a Putin y a Xi Jinping, quienes gobiernan a su antojo, sin el escrutinio diario de la prensa.

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