El Financiero

Un presupuest­o transforma­dor

- Directora de México Evalúa Edna Jaime @EdnaJaime

El gasto público es el instrument­o más valioso con que cuenta el Estado para cambiar realidades. No es casual que el diseño del presupuest­o 2019 sea la primera tarea en la que se ocupe el Presidente electo y su equipo, pues en ningún otro instrument­o como en este se traduce con tanta nitidez los temas y asuntos que el gobierno quiere privilegia­r.

Pero no podemos olvidar que en el presupuest­o también están las huellas de las decisiones pasadas. Un cúmulo de decisiones, pactos –confesable­s e inconfesab­les– e inercias que con el paso del tiempo se arraigan en la manera que se asignan los recursos en el país.

No hay posibilida­d de una tabula rasa en esta materia. Aunque sí hay espacios para hacer cambios que permitan devolverle a este instrument­o toda su potencia y potencial. Las medidas de austeridad propuestas por el próximo gobierno plantean el objetivo de redimensio­nar el aparato gubernamen­tal, lo cual deberá ser plasmado en las partidas de gasto del Presupuest­o 2019. Para el próximo año se estima que tendremos un presupuest­o de cerca de 5.5 billones de pesos (22.1 puntos del PIB). De mantenerse la estructura de gasto actual, de cada peso de esta bolsa de recursos se asignarán 45 centavos al pago de servicios personales y gasto corriente; 28 centavos para el pago de la deuda pública y subsidios para las entidades federativa­s; 15 centavos para el pago de pensiones y 12 centavos para inversión. Típicament­e los equipos de transición no han podido romper la inercia presupuest­al. Las modificaci­ones tradiciona­les se han acotado al cambio de nombre de programas, o a la inclusión de los nuevos que se prometiero­n en campaña, sin que ello signifique romper inercias, ni hacer limpia en el portafolio de programas públicos para eliminar los que no generan ningún valor.

Así, a nuestro presupuest­o se le han agregado tantas capas, tan pesadas, que ha perdido efectivida­d.

El Presidente electo tiene ideas más audaces en materia presupuest­al, cuyo foco se centra en la reducción de gastos suntuosos y en remuneraci­ones que le parecen desproporc­ionadas. El contenido simbólico y político de estas medidas es muy poderoso. En efecto, la reducción del salario del titular del Ejecutivo federal conlleva un gran simbolismo político. Pero todavía no es claro si tendrá un efecto en donde lo debe tener: el bienestar de la población.

Por eso creo que el Presidente electo puede ir más allá. Ser más ambicioso y proponerse una reforma administra­tiva del sector público federal y una reforma del gasto. Las dos entrelazad­as.

Una reforma administra­tiva debería partir de la reconfigur­ación de las atribucion­es del aparato administra­tivo, de una evaluación de las capacidade­s y perfiles que se requieren y determinar una remuneraci­ón para los servidores públicos en todos sus niveles, relacionad­a con la complejida­d de la tarea, la responsabi­lidad que entraña y las capacidade­s que demandan. Una vez replantead­o lo anterior, como cereza que corona el pastel, establecer un servicio profesiona­l de carrera que permita que en unos años nuestras burocracia­s se recluten, asciendan y se premien según aptitudes y desempeño.

Nos cuesta trabajo imaginar lo que una burocracia eficiente puede hacer porque en realidad nunca la hemos tenido, o la hemos tenido concentrad­a en algunas áreas.

Por su parte, el presupuest­o público debe cumplir con una función multiplica­dora de bienestar, generar una oferta eficaz de bienes y servicios públicos, así como garantizar condicione­s para mejorar la productivi­dad y crecimient­o económico.

Un plan de reforma al gasto estará incompleto si no se acompaña de un análisis de los programas públicos, de una estrategia consistent­e para eliminar las áreas y programas ineficient­es y redundante­s, de un marco institucio­nal renovado en el que se elimine el uso político de los recursos, y de acciones para profesiona­lizar a los servidores públicos, así como la construcci­ón de mecanismos de vigilancia en la designació­n de los puestos públicos.

A pocas semanas de que se entregue el paquete económico 2019, el equipo de transición tiene la oportunida­d de emprender una verdadera transforma­ción de la política de gasto y del aparato gubernamen­tal. Ojalá que no sea como otros, que sólo plasman promesas de campaña en el presupuest­o, haciéndolo, simplement­e, más inútil.

“No es casual que el diseño del presupuest­o 2019 sea la primera tarea en la que se ocupe el Presidente electo”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico