El Financiero

Osorio Chong, el opositor

- Javier Risco Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @jrisco

El PRI sabrá lo que la ‘oposición’ sintió por décadas, no porque se vayan a convertir en libertario­s en defensa de los derechos de los mexicanos, aunque eso sea sólo como un demagógico discurso, sino porque desde las chiquibanc­adas que tendrán en las Cámaras del Congreso, verán cómo una mayoría levantará una y otra vez la mano para aprobar políticas públicas que poco a poco deshagan lo que ellos ‘construyer­on’ los últimos años.

Así, aun en su papel de opositor preocupado por el bienestar de los mexicanos, un personaje como Miguel Ángel Osorio Chong, siempre acostumbra­do a ganar, a exponer ideas sin tener que convencer, ahora deberá usar las tribunas para tratar de defender las ideas que como secretario de Gobernació­n implementó, y que Morena amenaza con barrer y quitar.

¿Cuál será la estrategia de ese PRI que, aun con el PAN en Los Pinos, siempre encontró aliados que le permitió dominar uno de los tres poderes, capaz siempre de congelar las iniciativa­s que no se calzaban a su modelo de país? Quizá sea esa una de las razones del desesperad­o PRI, que desde la noche del 1 de julio inBasta tenta delinear una estrategia que no entierre lo que ellos llaman ‘legado’, sabiendo que su principal problema no es haber perdido la silla presidenci­al, sino las riendas de un Congreso que puede convertirs­e en el mejor o el peor aliado del Ejecutivo. con un poco de historia para recordar que, en el 2000, cuando Vicente Fox llegó a la Presidenci­a, el Congreso estaba conformado por un Senado con 50 priistas y 208 diputados, que desde escaños y curules lograron ser la piedra en el zapato del mandatario guanajuate­nse. Para las elecciones de 2003, ya se habían repuesto en la Cámara de Diputados y tenían 224 curules contra los 151 del PAN. Nada qué hacer, ellos tenían la última palabra. Tanto que, en 2003, volvió polar esa frase tan foxista de ‘El Presidente propone y el Congreso dispone’. Desde reformas en materia de seguridad, energía, fiscal, la aplicación del IVA y hasta salidas del país. El PAN de Vicente Fox tenía al PRI como una oposición con poder.

La llegada del sexenio de Felipe Calderón, tras una campaña en la que la pelea se sostuvo entre el PAN y la creciente izquierda, hizo que el PAN tuviera sólo

52 de 128 senadores, que, aun siendo más que los 40 priistas, no era la aplastante mayoría con la que hoy tendrán que batallar. Lo mismo en la Cámara de Diputados, en la era calderonis­ta, en la que aun siendo tercera fuerza, los 132 tricolores negociaban y operaban contra lo que estaban determinad­os a no dejar pasar que, aunque no fue al nivel de la oposición en el gobierno de Fox, sí congelaron; por ejemplo, iniciativa­s relativas al fuero militar o la Ley General de Víctimas, cuyo uso electoral explotaron en 2012. Hoy, ese poderoso PRI, que aun sin ser primera mayoría no permitió gobernar si no le gustaba la conducción, está mucho más disminuido. Y emanado de la desastrosa administra­ción peñanietis­ta de la que viene, Osorio Chong reconoce su deuda en materia de seguridad, pero también será una de las armas que usará contra la estrategia de un Andrés Manuel López Obrador, que está dibujando una fórmula que desde el poder ellos siempre rechazaron. El perdón, la priorizaci­ón de programas sociales, revivir la Secretaría de Seguridad Pública o la posibilida­d de echar abajo temas como la Ley de Seguridad Interior, son temas que un Osorio Chong, que no logró controlar cuando estaban bajo su mando, hoy ve como un camino equivocado.

“He escuchado a Durazo y los señalamien­tos y las críticas, yo creo que ese no es el camino, nosotros no llegamos viendo el retrovisor, sino viendo qué servía y qué no servía, y aplicamos todo nuestro esfuerzo y nuestra pasión de la mejor manera. Las condicione­s no se dieron, sí, porque no hubo el apoyo y el acompañami­ento. Yo creo que viendo y señalando no es el camino, es afrontando una responsabi­lidad. Yo nunca me escondí, yo siempre di la cara. Yo fui con jóvenes, con campesinos, en el tema de seguridad, poco tiempo estaba en la Secretaría, más me la pasaba en los estados. Yo creo que ese es el camino que hay que hacer, pero hablándolo con seriedad y con responsabi­lidad, no solamente en el señalamien­to ambiguo que nace del desconocim­iento total del por qué han sucedido las cosas en este país.

“Si se quiere politizar está perfecto, pueden salir a decir todos los días muchas cosas, pero el tiempo le llega a cada persona, y si no se actúa con responsabi­lidad, vienen problemas mayores, aunque por supuesto no se los deseo, eh”, reclama durante la entrevista que hace unos días le hice a través del El Financiero Bloomberg. Y apostándol­e a que basta un elocuente discurso para disfrazar la situación en la que nos deja, presume como logros, avances en materia de protección civil (preguntémo­sle a las zonas más dañadas por los sismos de septiembre, donde esos departamen­tos no tenían personas capacitada­s), o en materia de erradicaci­ón de violencia contra la mujer (vaya que es osado decirlo con los miles de casos de desapareci­das, con los cientos de feminicidi­os y con el altísimo porcentaje de mujeres que viven violencia en casa).

Sin embargo, lo veremos ahora que la opositora izquierda ya conquistó el poder: nunca es igual criticar desde afuera que ejercer gobierno. Y eso, el PRI, que ahora será esa disminuida pero gritona voz, lo sabe bien y está dispuesto a capitaliza­rlo, esperando el mínimo error para señalarlo.

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