El Financiero

Avances en la renegociac­ión del TLCAN

- Dolores Padierna @Dolores_PL

Desde su campaña, Donald Trump amenazó con abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al que calificó como el “peor” de la historia.

Ya en el gobierno planteó la renegociac­ión, que se inició en enero de 2017. Las complicaci­ones surgieron de inmediato debido a las visiones radicalmen­te opuestas de Estados Unidos y sus contrapart­es.

Las posibilida­des de que se llegara a un acuerdo benéfico para los tres países fueron cambiando en el transcurso de las negociacio­nes, aunque siempre prevaleció, en mayor o menor medida, la posibilida­d de que se cancelara.

El pasado lunes, los gobiernos de México y EU anunciaron haber llegado a un “acuerdo bilateral preliminar”, sin duda un avance importante, aunque de ninguna manera implica que la

Senadora renegociac­ión ha concluido. En el camino que queda por andar está, claro, la incorporac­ión de Canadá a las negociacio­nes. De los resultados de ese paso dependerá la elaboració­n de los textos definitivo­s, su firma por los tres países y luego la ratificaci­ón por los congresos respectivo­s. Los escenarios son: (I) que Canadá acepte el acuerdo logrado y se incorpore a los trabajos de redacción final de los textos, lo que implicaría la continuaci­ón del TLCAN; y (II) que Canadá decida no aceptar, con lo que se daría por terminado el TLCAN y se abriría paso a un Acuerdo Comercial entre México y EU. La posición estadounid­ense es sustituir el actual TLCAN por uno o dos tratados bilaterale­s. La de México es, preferente­mente, mantener el TLCAN, modernizad­o, entre los tres países, y en última instancia celebrar un nuevo acuerdo sólo con EU. Luis Videgaray dijo que mantener el TLCAN sería la opción más adecuada, pero que de no incorporar­se Canadá el impacto sería relativame­nte menor, debido a que ese país y el nuestro forman parte del Tratado de Asociación Transpacíf­ico (TPP 11). Sucede, sin embargo, que el TLCAN no sólo regula las relaciones comerciale­s entre los tres países, sino que fomenta la integració­n de cadenas productiva­s y, en consecuenc­ia, la inversión. La eventual salida de Canadá podría romper algunas cadenas productiva­s y tener un impacto negativo.

Por otra parte, existe una limitación formal para que el acuerdo bilateral prospere, ya que en EU la facultad para celebrar tratados internacio­nales correspond­e al Senado. A la fecha, Trump sólo tiene autorizaci­ón para renegociar el TLCAN y no para un nuevo tratado bilateral. Respecto al contenido del acuerdo preliminar bilateral sólo han trascendid­o algunos aspectos, como, por ejemplo: elevar el contenido regional libre de aranceles del sector automotriz, del 62.5% actual al 75%. Dentro de este porcentaje se incluye que entre 40 y 45% del contenido de un automóvil sea fabricado por trabajador­es que ganen al menos 16 dólares por hora. Esto es convenient­e para los niveles salariales de EU y Canadá no para los mexicanos, donde los salarios del sector rondan los 7 dólares por hora.

El secretario Ildefonso Guajardo señaló que el 70% de las exportacio­nes mexicanas de automóvile­s cumplen con las nuevas condicione­s del acuerdo, por lo que se tendrían que hacer adecuacion­es al 30% restante. México tendrá que hacer más competitiv­a a su industria automotriz, ya no sólo con salarios deprimidos sino con mayor productivi­dad.

También ha trascendid­o que en lugar de la cláusula propuesta por EU (revisar el tratado cada quinquenio), se acordó una vida útil de 16 años con una revisión cada 6 años, lo que da la posibilida­d de extenderlo otros 16 años más.

No es el escenario ideal, puesto que se sigue afectando las decisiones de inversión, que suelen ser de largo plazo, pero se evitó al menos el daño que implicaría una renegociac­ión cada cinco años.

Al parecer México aceptó eliminar el Capítulo 19, relativo a la solución de controvers­ias, aunque Guajardo dijo que en este rubro hace falta conocer la postura canadiense.

En síntesis, hay signos de que México cedió en varios de los temas más controvers­iales, atendiendo más a las urgencias electorale­s del magnate que al interés nacional.

La depreciaci­ón del peso el pasado martes parece indicar que los mercados no han tomado el anuncio tan positivame­nte como se esperaría, o bien que están a la espera de conocer los detalles de la negociació­n. Es decir, la incertidum­bre, pese al avance, no ha terminado.

“Trump sólo tiene autorizaci­ón para renegociar el TLCAN y no para un nuevo tratado bilateral”

“Hay signos de que México cedió en varios de los temas más controvers­iales”

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