¿Cómo fue el desempeño de la LXIII Legislatura?
México está, a nivel mundial, entre los tres países con más comisiones ordinarias
Ayer se instaló la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión, conformado por diputados y senadores electos el pasado 1 de julio. Integralia evaluó el desempeño de la Legislatura saliente (LXIII, 20152018), concluyendo el análisis con recomendaciones para el nuevo Congreso, que estará en funciones hasta 2021.
El Octavo Reporte Legislativo de Integralia muestra que el activismo de la LXIII legislatura superó por mucho a legislaturas pasadas. Tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores se presentaron un total de 8,139 iniciativas. Sin embargo, la tasa de aprobación –calculada como el número total de iniciativas aprobadas entre el total de presentadas para los tres años que comprende una Legislatura– disminuyó para ambas Cámaras del Congreso de la Unión.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue el grupo parlamentario que más iniciativas presentó, pero apenas el 10 por ciento de éstas fue aprobado.
El principal problema del Congreso mexicano continúa siendo el deficiente funcionamiento del sistema de comisiones legislativas. A nivel mundial, México se ubica dentro de los primeros tres países en cuanto al número de comisiones ordinarias en ambas Cámaras del Congreso. El número de comisiones ordinarias –aquéllas que permanecen vigentes durante toda la Legislatura– alcanzó un máximo histórico en la pasada Legislatura.
En 1999, al expedirse la Ley Orgánica del Congreso, se estableció que existirían 27 comisiones en la Cámara de Diputados y 29 en el Senado.
Durante la LXIII Legislatura, operaron 56 y 64, respectivamente, lo que generó un sistema burocratizado, abultado y que no cumple cabalmente con sus obligaciones legales. En materia de transparencia se han logrado avances importantes, pero persiste opacidad en el manejo de recursos financieros y humanos. Desde 2013, las asignaciones a grupos parlamentarios han disminuido y el gobierno entrante ha anunciado planes de recortar el presupuesto del Poder Legislativo aún más.
Sin embargo, los recortes planeados deberán ir acompañados de acciones concretas que mejoren los esfuerzos para transparentar el uso de recursos si se pretende modernizar el desempeño del Congreso.