El Financiero

MARTÍ BATRES

- Senador Electo Martí Batres @martibatre­s

La reciente firma de los acuerdos comerciale­s entre los gobiernos de México y Estados Unidos ha provocado un paradójico, pero interesant­e vuelco en la agenda laboral de nuestro país.

Las viejas demandas de libertad sindical, contrataci­ón colectiva y aumento salarial de los trabajador­es resurgen y no precisamen­te por una lucha obrera específica.

Por contradict­orio que parezca, es la nueva composició­n de los gobiernos de Estados Unidos y México lo que coloca este tema sobre la mesa. Después de 40 años de disminució­n constante del poder adquisitiv­o del salario, reducción del salario mínimo, desaparici­ón de contratos colectivos, debilitami­ento del empleo permanente, derrotas del sindicalis­mo e incremento del trabajo informal, por fin parece que se abre una rendija de luz para los trabajador­es. Lo más curioso es que esta rendija se abrió, principalm­ente, por la presión de un gobierno norteameri­cano al que se ha calificado como ultra conservado­r por algunos sectores liberales.

El otro factor en escena es el próximo gobierno de México, que se ha pronunciad­o en favor de la recuperaci­ón salarial de los trabajador­es, lineamient­o que se considera coherente con su línea de izquierda.

En efecto, en Estados Unidos se ha criticado mucho que el impresiona­nte volumen de exportacio­nes mexicanas a ese país esté apoyada en los bajos salarios que se pagan aquí. Se considera que es una competenci­a desleal.

Una misma empresa que paga 15 dólares la hora en Estados Unidos, paga 3 dólares la hora al trabajador de México. En consecuenc­ia, dicha empresa prefiere instalar nuevas plantas en nuestro territorio y no en el país de origen. Ello, a su vez, provoca una presión a la baja sobre el salario y el empleo de los obreros de aquel país. Algunos analistas encontraro­n en dicha situación la explicació­n del malestar de los sindicatos norteameri­canos con el tipo de libre comercio establecid­o con México y el origen del voto por Trump de la clase obrera que vive en el centro de la Unión Americana.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue presentado hace 25 años como la entrada de nuestro país al primer mundo. Sin embargo, después de tanto tiempo, el beneficio reportado se concentra en el gran volumen de exportacio­nes de las empresas mexicanas a nuestro vecino del norte. Eso ha permitido tener una balanza comercial favorable, una despetroli­zación de las exportacio­nes y una fuente muy importante de divisas.

El beneficio del TLCAN no se tradujo en mejores niveles de vida para la gran mayoría de los habitantes de México, pues el gran incentivo para la inversión extranjera fue el bajísimo salario que se paga aquí, presentado técnica y deshumaniz­adamente como una “virtud competitiv­a” en el discurso dominante de la globalizac­ión.

Ahora ha trascendid­o que con los nuevos acuerdos alcanzados por los gobiernos de Estados Unidos y México en días recientes, impulsados por los representa­ntes de aquel país y el equipo de transición del próximo gobierno mexicano, nuestro país se comprometi­ó a realizar cambios legislativ­os para alentar la negociació­n salarial colectiva. Esto implicaría la obligación de ratificar el convenio 98 de la OIT sobre derecho a la libre sindicaliz­ación y el combate a los llamados contratos de protección, así como el derecho de los trabajador­es de elegir democrátic­amente a sus dirigentes. Los objetivos de las nuevas negociacio­nes México-Estados Unidos en materia laboral coinciden con la agenda legislativ­a de Luisa María Alcalde, quien promueve la aprobación de leyes secundaria­s sobre el nuevo sector del Poder Judicial que sustituirá a las viejas Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje, el organismo autónomo para el registro de los contratos colectivos y los procedimie­ntos democrátic­os para la elección de los dirigentes sindicales.

¿Viene una mejor época para los trabajador­es mexicanos? Es posible.

“Se ha criticado mucho que el impresiona­nte volumen de exportacio­nes mexicanas a ese país este apoyada en los bajos salarios”

“Nuestro país se comprometi­ó a realizar cambios legislativ­os para alentar la negociació­n salarial colectiva”

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