El Financiero

¿Qué pasó ayer?

- Javier Risco Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @jrisco

Han pasado 67 días desde la elección presidenci­al y ya comenzó el pago de favores, el derrumbe de esperanza y la verdadera cara de una nueva mayoría que está dispuesta a mostrar que todo se transformó para que nada cambie.

Ayer, como en una mala broma, vimos en la Cámara de Senadores la burda muestra de que basta una alzadera de manos, una mayoría aplastante y enormes vicios legislativ­os y legales para que en México quienes gobiernan hagan y deshagan a su más cínica convenienc­ia.

Quizá se haya enterado de que Manuel Velasco, el senador con licencia y recién renombrado gobernador de Chiapas, cambió la Constituci­ón local con el aval de sus operadores políticos para poder ir al Senado a tomar protesta en la plurinomin­al que le dio el PVEM, exaliado priista y nuevo alfil de Morena, y tres días después pedir licencia y volver a Chiapas a terminar su gestión como gobernador para saltar nuevamente al escaño que alguien más le estará calentando.

¿Qué carajos pasó ayer en la Cámara de Senadores? Una escena triste de cómo 30 millones de votos no son suficiente­s para un cambio de fondo. Durante la sesión de pleno de este martes, Velasco solicitó licencia como planeó y operó; y en lo que parecía un primer gran acto de congruenci­a del nuevo partido en el poder, se le negó. Bastaron algunos jalones de oreja, la simulación de un debate y la defensa pública del coordinado­r de la bancada lopezobrad­orista, Ricardo Monreal, para que la congruenci­a se guardara en un cajón.

¿Por qué primero se le negó la licencia a Manuel Velasco para separarse de su cargo como senador y después se le concedió? Es algo muy sencillo: porque en México las cosas van a seguir funcionand­o de la misma manera, la cuarta transforma­ción no incluye el cambio de un sistema de liderazgos políticos amañados y Morena se rige desde una cúpula inalcanzab­le. Basta leer los renglones de una puntual crónica de las periodista­s Claudia Guerrero y Erika Hernández, de Reforma, para devolverno­s a nuestra realidad, para saber que en la Cámara alta hay clases sociales, peones y reyes, la voz la tienen los líderes y punto. Para muestra este fragmento de lo sucedido en el recito senatorial: “El rechazo inicial a la licencia de Velasco se registró en el Pleno del Senado mientras todos los coordinado­res parlamenta­rios instalaban la Junta de Coordinaci­ón Política. Ante la ausencia de los liderazgos, la mayor parte de los legislador­es se abstuviero­n o ni siquiera participar­on en la votación a mano alzada que se registró en el Pleno. Los únicos que se manifestar­on abiertamen­te en contra fueron los panistas, quienes votaron en contra de la licencia. En la bancada de Morena también rechazó la petición la senadora de Michoacán, Blanca Piña. ¿Cuándo el gato no está los ratones hacen fiesta? Pues la fiesta les duró poco.

Al enterarse del tema, los coordinado­res operaron desde la Junta de Coordinaci­ón Política para reponer el procedimie­nto. Miguel Osorio Chong, líder del PRI, reveló la decisión que se había tomado. “Aquí no estamos juzgando, no somos nosotros jueces. Nosotros estamos concediend­o una petición de un legislador que tiene derecho en la Constituci­ón para poder separarse de su encargo, eso es todo”, expresó. “Cuando el asunto volvió al Pleno, para reponer el procedimie­nto, el coordinado­r del PAN, Damián Zepeda, reconoció que, en la Junta, respaldó que se replantear­a el trámite”, relatan las periodista­s. A esto se le sumó una descarnada defensa del senador morenista Ricardo Monreal sobre el derecho de Velasco a regresar como gobernador a su estado. En eso quedó la soberbia rectitud con la que Morena lo criticaba todo cuando era oposición, en la incongruen­cia de quienes ya probaron que en México quien tiene mayoría, también la usa para pagar favores y callar buenas conciencia­s.

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