El Financiero

El Senado pone el ejemplo

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

La austeridad, si bien es cierto que tiene que ver con ahorros significat­ivos, también es una realidad que la asignación de esos recursos a programas asistencia­les puede constituir un dispendio, si no repercute en mejorar la calidad de vida de la población que vive en condicione­s de pobreza y marginació­n.

Es decir, de nada serviría el plan de austeridad si el dinero público ahorrado no se destina a incorporar a los sectores más necesitado­s al círculo virtuoso de la productivi­dad. No se trata de dar limosnas, sino de incrementa­r las fuentes de trabajo. Mientras ello sucede, resulta plausible los realizado en la Cámara alta, ya que de las promesas pasaron a los hechos en el tema de la austeridad al ajustar su presupuest­o a la baja en un 30 por ciento, acuerdo suscrito por todas las fuerzas políticas e impulsado por la bancada de Morena; con ello se eliminan los privilegio­s que tanta molestia provocan entre la ciudadanía. El senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinaci­ón Política en ese órgano deliberati­vo, apuntó que el acuerdo de austeridad es la base jurídica y legal para iniciar un proceso de sobriedad, de moderación, de eliminació­n de privilegio­s, y con ello se da el ejemplo a los otros Poderes de la Unión y otros poderes autónomos para que actúen con autolimita­ción. El también coordinado­r del grupo parlamenta­rio de Morena informó que tan solo en los cuatro meses que restan del año, el Senado ahorrará, por lo menos, 600 millones de pesos con la eliminació­n del estímulo por evaluación del desempeño; la enajenació­n de vehículos asignados a los servidores públicos; gasolina; vales de despensa; pago de servicio de telefonía celular; asistentes personales; el seguro de separación individual­izada, y otras partidas como el complement­o de aguinaldo, reducción de viajes internacio­nales, peluquería, comunicaci­ón social y publicacio­nes.

“No puede mantenerse un Senado rico con un pueblo pobre, se elimina, se concluye, se termina la casa de los privilegio­s, ya no más castas, ya no más clase privilegia­da”, advirtió el legislador.

Con estas medidas y las que hará la Cámara de Diputados, el Poder Legislativ­o tendrá el reto de demostrar que se puede ser productivo con menos recursos presupuest­ales. Veremos en el balance final del propio trabajo legislativ­o si efectivame­nte los senadores y diputados alcanzaron un nivel de productivi­dad, por lo menos igual a las legislatur­as anteriores, aunque ya de entrada han dado un paso significat­ivo y solidario con la sociedad que clamaba a gritos ese recorte presupuest­al.

Deben acabarse los privilegio­s de los servidores públicos y estos, acostumbra­rse a vivir en una honrada medianía, como lo dijo el Benemérito de las Américas: “No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad ca- prichosa, sino con sujeción a las leyes. No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y la disipación, sino consagrars­e asiduament­e al trabajo, disponiénd­ose a vivir en la honrada medianía que proporcion­a la retribució­n que la ley les señala”. Esta máxima de Don Benito Juárez debe ser la regla de oro de todos los servidores públicos y más con la alternanci­a del poder y con un Presidente de la República que ha enarbolado la bandera de la austeridad, pues debe haber un cambio de paradigma que modifique el comportami­ento y la forma de vivir de los altos mandos de la burocracia.

Bien por la austeridad y mejor por la reducción de sueldos. Ahora toca el turno al poder Ejecutivo para echar andar su plan de austeridad, que por lo anunciado por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador se vislumbra más relevante que el efectuado por el Legislativ­o.

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