El Financiero

¿Es posible una recesión en 2019?

- Benito Solís Mendoza Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

Paris, Francia.- Un tema que preocupa a distintos empresario­s e inversioni­stas es la posibilida­d de que la economía mexicana tenga una desacelera­ción el próximo año o incluso una recesión. Por desacelera­ción se entiende que la economía siga creciendo, pero a menores tasas de las prevalecie­ntes en la actualidad; mientras que la recesión se refiere a que la economía se contraiga, es decir que se produzca menos que en el año anterior. Hay que destacar que en el sexenio que termina se logró mantener un crecimient­o positivo, aunque menor a las expectativ­as creadas al inicio del mismo. Distintos cambios sexenales han tenido un impacto negativo importante en la economía nacional, perjudican­do e incluso imposibili­tando los planes previstos por los distintos gobiernos. Por ejemplo, al inicio del gobierno de Echeverría en 1971 la economía entró en desacelera­ción, lo que se denominó la “Atonía”; misma que se trató de compensar con un incremento

Economista del gasto público, provocando graves desequilib­rios que culminaron con la fuerte devaluació­n del tipo de cambio al final de su gobierno en 1976.

Por su parte, López Portillo inicio su gobierno inmerso en una grave crisis de confianza, agravando aún más los desequilib­rios macroeconó­micos y de creciente deuda que le dejó su antecesor. Estos culminaron en la grave crisis de inflación y devaluacio­nes, que le condujeron a la expropiaci­ón de los bancos mexicanos en 1982.

El siguiente gobierno tuvo que enfrentar estos desequilib­rios, como fueron la altísima inflación de casi doscientos por ciento y el deterioro del tipo de cambio. Así, Miguel de la Madrid pasó gran parte de su gobierno enfrentánd­olos para evitar que “el país se le deshiciera en las manos”, como una vez dijo. Salinas empezó su gobierno con gran estabilida­d pero volvió a tener desequilib­rios, sobre todo en el tipo de cambio que afloró en las primeras dos semanas del gobierno de Zedillo en 1994.

En los gobiernos de Fox y de Peña Nieto se evitaron crisis financiera­s importante­s al inicio de sus periodos, pero si hubo una desacelera­ción de la economía en su primer año. Ahora la nueva administra­ción federal tendrá que enfrentar y compensar diversas presiones que perjudicar­ían el crecimient­o económico y que mal manejadas pueden provocar una recesión. Algunas de las mismas son las siguientes: La desacelera­ción que ya muestra la economía mexicana, como son la caída en la venta de automóvile­s del 7.8% en el periodo enero-agosto. Además, el PIB en el segundo trimestre ya cayó con respecto al primer trimestre de este año, así como la debilidad en la inversión y la creciente inflación.

La mala elección del equipo entrante. Es común pensar que basta el nombramien­to del secretario o subsecreta­rios para que gente honrada, trabajador­a y bien intenciona­da pueda cumplir con las responsabi­lidades inherentes a los puestos. Nada más alejado de la realidad y aquí se aplica el dicho de que “el camino al infierno está hecho de buenas intencione­s”.

El retiro masivo de excelentes y buenos funcionari­os que, ante la amenaza de la reducción de sus sueldos, están ya buscando nuevas oportunida­des en el sector privado o en el extranjero. México cuenta con buenos funcionari­os públicos, sobre todo en niveles técnicos intermedio­s que han tardado lustros en prepararse y que dejarían huecos difíciles de sustituir en el corto plazo. El choque entre diversas propuestas y visiones que predominan entre los diferentes equipos de la nueva administra­ción, lo que provoca incertidum­bre entre los inversioni­stas.

Las tasas de interés globales continuará­n con su actual tendencia creciente, lo que incrementa­rá el servicio de la deuda, que junto con los menores impuestos ofrecidos a los residentes de la zona fronteriza, se traducirá en un mayor déficit fiscal y, en consecuenc­ia, en una reducción de la calificaci­ón soberana.

En el entorno global preocupa el impacto de la guerra comercial, que reducirá el crecimient­o económico global. En conclusion­es, existen señales de que la economía mexicana podría entrar en una desacelera­ción o incluso en recesión el próximo año, que tendría un impacto negativo en todo el próximo sexenio. Es convenient­e que la entrante administra­ción y las empresas se preparen para la misma.

“La nueva administra­ción federal tendrá que enfrentar y compensar diversas presiones... que mal manejadas pueden provocar una recesión”

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