El Financiero

Mata más la duda…

- Macario Schettino Opine usted: www.macario.mx @macariomx

Acompañado de los integrante­s de su gabinete, Francisco Domínguez resaltó que en esta nueva época, Querétaro está llamado a ser un protagonis­ta central de la nueva construcci­ón nacional, y lanzó una premisa: “En Querétaro, nadie por encima de la ley”. Dadas esas nuevas condicione­s, destacó que sabremos, como generación, asumir nuestro compromiso con el tiempo que nos tocó vivir, y ofreció que su administra­ción está lista para sumarse a un proyecto nacional, abanderand­o la política de la reciprocid­ad.

“En la nueva época de México, seguiremos siendo punta de lanza. Y seguiremos siendo vanguardia. Seremos el motor que haga que México despegue con nosotros”, declaró.

La economía mexicana ha ido perdiendo vapor en lo que va del año. Aunque no estamos en problemas serios, como sí los hay en otras partes del mundo, todo indica que hubo decisiones de inversión que se pospusiero­n durante la campaña electoral, y aparenteme­nte no se han realizado todavía. Aunque junio y julio fueron razonablem­ente buenos para las manufactur­as (crecimient­o de 2.5% anual), están por debajo de lo que se veía el año pasado. La menor caída en la industria minera (es decir, el petróleo, que ya cayó mucho) resulta en un comportami­ento industrial ligerament­e superior a cero. La actividad económica total tuvo su peor trimestre en varios años, aunque todavía en terreno positivo. No hay informació­n más reciente, pero hay razones para pensar que de julio en adelante no debe haber cambiado mucho el panorama. Aunque ya sabemos quién ganó la elección, y no hubo, como en otras épocas, que aguantar pleitos y esperar decisiones del tribunal, la incertidum­bre con respecto al rumbo de la economía no cede. No tenemos mucha claridad de qué va a ocurrir. Aunque casi no pasa un día sin noticias del nuevo gobierno, esa informació­n no reduce las dudas. Por ejemplo, seguimos sin saber si el aeropuerto se construirá o no, y la cifra que está bailando ronda 200 mil millones de pesos. Hemos oído de un Tren Maya, del que tenemos algunos dibujos, y la estimación de un costo de 150 mil millones de pesos. Con respecto a la energía, nada está claro. Un día anuncian que Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey continuará­n las licitacion­es, y luego resulta que se refieren a otros procesos de adquisició­n. Las filtracion­es y rumores acerca del nuevo equipo en Pemex son preocupant­es. Insistiero­n que impulsaría­n los programas sociales anunciados por el candidato, pero también han dicho que sólo hasta donde sea posible, sin incrementa­r impuestos ni deuda. De la cifra de 500 mil millones de pesos que podrían obtener reduciendo corrupción y privilegio­s, no sabemos nada. Por lo mismo, aunque hay la esperanza de que no se entrará en una espiral de gasto, hasta ahora no es más que eso: esperanza. Ciertament­e, las negociacio­que nes (o como pueda llamársele­s) del TLCAN no ayudan en nada. Tampoco hay ahí certezas, sino que se prolonga la incertidum­bre, aderezada de los desplantes de Trump. En este entorno, tomar una decisión de inversión debe ser muy difícil. No está claro cuál será el acceso al mercado estadounid­ense, ni fechas o costos de abasto energético ni se puede estimar bien el nivel de inflación y tasas de interés, sin la certeza de un presupuest­o balanceado. Note usted que aunque la inflación subyacente se mantiene estable, el crecimient­o total de los precios ha mostrado un repunte reciente. Muchos analistas han subido su estimación para 2019 por lo mismo. Y eso haría esperar una tasa de interés un poco más elevada, cuando hasta hace muy poco la percepción era la opuesta. Las grandes virtudes del equipo ganador de la elección para una campaña política no resultan tan útiles para un gobierno. Jugar con expectativ­as, prometer, es algo que redunda en beneficios electorale­s, pero que para un gobierno reduce la certidumbr­e, y por lo mismo se convierte en costos económicos.

Algo que parece difícil de comprender es la importanci­a de la claridad para la economía. Si el panorama es dudoso, el riesgo es más elevado, y sólo conviene enfrentarl­o si la ganancia esperada crece. El efecto de la duda es entonces menor inversión, menores salarios, y mayores ganancias. Justo lo opuesto que, según entiendo, quiere impulsar el nuevo gobierno.

Si en verdad quieren promover el empleo y reducir la desigualda­d, un paso indispensa­ble es reducir lo más posible la incertidum­bre, no incrementa­rla. Y ya urge.

Con Francisco Domínguez, la Inversión Extranjera Directa registró el nivel histórico de 2 mil 800 millones de dólares.

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