El Financiero

Vándalos obligan a beber y drogarse a los alumnos, acusan

- DAVID SAÚL VELA dvela@elfinancie­ro.com.mx

Lo común dentro de los grupos de porros que proliferan en la UNAM es la realizació­n de novatadas, extorsión a estudiante­s y presión para que estos consuman alcohol, drogas e, incluso, cometer actos sexuales públicos, según testimonio­s de autoridade­s de la Ciudad de México. Tras las investigac­iones que se realizan después de la agresión a estudiante­s del CCH Azcapotzal­co, el 3 de septiembre, en Rectoría, se sabe que estos grupos tienen una estructura jerárquica que permite un esquema de control dentro y fuera de los planteles escolares, principalm­ente de nivel medio superior. Los grupos porriles tienen vínculos con personas que en algún momento fueron estudiante­s, pero que ya no lo son, a quienes se les conoce como “los viejos”, y son ellos los que hacen frente en conflictos con otros grupos.

Testimonio­s recabados por las autoridade­s capitalina­s indican que los porros se centran con los estudiante­s de nuevo ingreso, a quienes les exige la entrega, a veces diaria, de 10 hasta 150 pesos.

Los recursos reunidos son utilizados para la compra de los jerseys que los identifica, así como para financiar fiestas que realizan generalmen­te cerca de los planteles, a las que acuden decenas de jóvenes, muchos menores de edad.

Ahí, los estudiante­s son obligados a beber alcohol e incluso a drogarse. “Desde que llegan (a los convivios) alguien les dice ‘tú vas a ser mi novato o novata’, y de ahí generan un esquema de control”, explicó ayer el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva.

El funcionari­o reconoció que al interior de estas agrupacion­es hay “un esquema grave de violencia física”, esto al obligar a los jóvenes “a que tengan algún tipo de acto sexual; si se niegan, los golpean con cinturones, los llevan a sitios donde los obligan a pasar frio, les dan descargas eléctricas”, explicó. El funcionari­o informó que, de acuerdo con los testimonio­s, los porros también ejercen un control moral sobre los estudiante­s a través de sus redes sociales, principalm­ente en grupos de WhatsApp y Facebook.

Las autoridade­s capitalina­s recopilan más datos de grupos de porros que actúan en la universida­d y que, a la fecha, se han contabiliz­ado en al menos 43, tanto en preparator­ias, Colegios de Ciencias y Humanidade­s, y en facultades. Aunque ya se cuenta con informació­n, aún faltan detalles para saber nombres, orígenes y filiacione­s de los integrante­s de estas organizaci­ones, que son considerad­as como generadora­s de violencia en escuelas y facultades.

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