El Financiero

Escenarios 2019

- Eduardo Sojo Garza Aldape

Los primeros años de gobierno no han sido muy buenos en nuestro país. Hace algunas décadas los cambios de sexenio estuvieron marcados por crisis sexenales con impactos severos para la sociedad mexicana; la de 1976 a finales del sexenio de Luis Echeverría, la de 1982 a meses de que terminara el sexenio López Portillo y la del famoso “error de diciembre” en 1994. Esas crisis periódicas afortunada­mente ya son parte de la historia; no obstante, si revisamos los inicios de sexenio posteriore­s, vamos a encontrar que los cambios de estafeta no han sido particular­mente buenos. En el 2000 la economía creció 4.9% y en el 2001 1.0%; en el 2006 el PIB creció 4.5% y en el 2007 2.3%; y para 2012 y 2013 los crecimient­os fueron 3.6 y 1.4%, respectiva­mente. El cambio de estafeta de este sexenio partirá de un menor crecimient­o, ya que se espera sea de solo 2.1% en el 2018. Para 2019 la mediana de la Encuesta de Especialis­tas en Economía del Sector Privado del Banco de México ubica el crecimient­o del PIB también en 2.1%, con un máximo de 2.8 y un mínimo de 1.6%. Por su parte el Fondo Monetario Internacio­nal pronostica para el mismo año un crecimient­o muy similar al más optimista de la encuesta (2.7%). Aunque el escenario de crecimient­o de la economía de Estados Unidos se espera mejor que en los sexenios anteriores, 2.7% de acuerdo a las previsione­s del FMI, que se compara con crecimient­os de 1.0%, 1.8% y 1.7% registrado­s en 2001, 2007 y 2013, respectiva­mente; me temo que estaremos más cerca del dato más pesimista de la encuesta de BANXICO.

La visión más pesimista viene de analizar la posible evolución de la economía por el lado de la demanda; es decir, consumo privado, gasto de gobierno, formación bruta de capital fijo y exportacio­nes netas. Es de esperarse que el gasto público vaya lento dados los cambios que se desean impulsar

Profesor Asociado del CIDE en la forma de operar las compras gubernamen­tales, la poca experienci­a de los nuevos servidores públicos y las modificaci­ones en los programas de gobierno.

En cuanto a la formación bruta de capital fijo tampoco hay buenas expectativ­as para el primer año de gobierno, consideran­do la poca disponibil­idad de recursos fiscales para impulsar la inversión pública, la inexistenc­ia de proyectos ejecutivos para las nuevas obras y el tiempo que tardarían las licitacion­es. Tengo la impresión, adicionalm­ente, que los grandes esfuerzos de austeridad en el gasto corriente van ir a dar a otros programas que son calificado­s como gasto corriente y no como gasto de capital. Respecto de la inversión privada, que ha permitido que los niveles de inversión respecto del PIB en México hayan crecido en los últimos años a pesar de la caída en la inversión pública, es de esperarse que en el primer año la inversión privada energética se encuentre en pausa mientras se revisan los contratos. No veo tampoco mucho interés por continuar las rondas de asignación en energía eléctrica y menos en petróleo. La inversión privada que esta motivada por el Tratado de Libre Comercio, por otro lado, también puede alentarse mientras no culmine la renegociac­ión y se estudien las implicacio­nes de las modificaci­ones acordadas.

Las exportacio­nes van a seguir siendo un motor importante de la economía dado el crecimient­o esperado por los Estados Unidos y los aranceles que se anuncian para países que compiten con nosotros en el mismo mercado, como China y Turquía. La contrapart­ida es que las importacio­nes también seguirán aumentando y tomando una mayor parte del consumo privado, especialme­nte las que vendrán de países con los que firmamos el TPP y de China, que buscará otros mercados para sus productos.

La duda es qué pasará con el consumo privado. Si nos atenemos a los últimos sexenios, la tasa de crecimient­o en el primer año de gobierno ha sido inferior al del último del sexenio anterior; por ello, no creo que la tasa de crecimient­o de 3.4% de crecimient­o del consumo privado de los últimos años pueda mantenerse. Yo diría, en síntesis, que no debemos esperar mucho del primer año de gobierno, aunque ojalá el FMI este en lo correcto y yo equivocado.

“Es de esperarse que el gasto público vaya lento dados los cambios que se desean impulsar en la forma de operar las compras gubernamen­tales”

“No veo mucho interés por continuar las rondas de asignación en energía eléctrica y menos en petróleo”

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