El Financiero

Cuidado con la UNAM

- Enrique Cárdenas @ecardenass­an

Nuestra máxima casa de estudios es un baluarte de nuestro país, es un bien público de altísimo valor, y por ello también es una manzana de la discordia. Todo al mismo tiempo.

Los hechos lamentable­s del pasado 3 de septiembre apuntan a que se están desatando vientos de discordia y de oportunism­o impulsados por intereses ajenos a la institució­n y a su vida académica. Es evidente que existen grupos dentro y fuera de la institució­n que están empeñados en desestabil­izarla y generar un ambiente de discordia, de zozobra, al tiempo que es evidente también que, como en cualquier institució­n, hay cuestiones que los estudiante­s demandan legítimame­nte y que las autoridade­s deben atender. Una de ellas, la más importante: cuidar de la seguridad de estudiante­s, profesores, personal administra­tivo, visitantes y cualquier otra persona que se encuentre en el campus. Es una obligación de las autoridade­s universita­rias, quienes de- ben hacer hasta lo imposible por garantizar la seguridad. Y junto con ello, las autoridade­s deben asegurar que dentro de la institució­n se procura todo el tiempo, con acciones ejemplares, que no haya violencia física, verbal, ni de género; que no haya ningún tipo de acoso sexual ni laboral. Y si lamentable­mente ocurre, que no haya impunidad. Cualquier demanda en este sentido es legítima y debe atenderse de inmediato. Se debe tener una universida­d libre de violencia, en cualquiera de sus escuelas, colegios, institutos, preparator­ias... Pero lo que no es legítimo, y es absolutame­nte intolerabl­e, es que grupos movidos por muy diversos intereses y objetivos pretendan desestabil­izar la institució­n. Razones puede haber muchas. Apunto apenas dos: el control de la Universida­d mediante la elección del nuevo rector en noviembre de 2019 (el doctor Graue ya no puede reelegirse, pues ya tiene más de 70 años), y de su muy jugoso presupuest­o que se acerca a los 20 mil millones de pesos anuales. Eso sin contar el poder que significa dirigir dicha institució­n y su indudable influencia social y política a nivel nacional.

Ante las agresiones ocurridas, la aparente falta de coordinaci­ón entre las autoridade­s de la Ciudad de México y del gobierno federal para defender la integridad de la universida­d, así como una larga secuela de indicios sobre presuntas complicida­des oficiales que facilitaro­n la violencia en Rectoría y la impunidad inicial, resultó muy significat­iva la reunión del rector Enrique Graue con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, el lunes pasado. En ella, AMLO coincidió con el rector al mencionar que las demandas estudianti­les sobre la seguridad y la no violencia eran legítimas, e hizo un llamado enérgico a la tranquilid­ad en la universida­d. Con eso se descartaro­n algunos nombres que empezaban a aparecer como sospechoso­s de atizar el fuego. El conflicto aún no se resuelve. Si bien ya hay más de una docena de órdenes de aprehensió­n de presuntos agresores del pasado 3 de septiembre, los grupos de provocador­es siguen al acecho y tratan de seguir atizando el fuego de la inestabili­dad. Hasta el momento de escribir estas líneas varias escuelas siguen en paro, en espera de respuestas más contundent­es por parte de Rectoría respecto de la seguridad del campus y de las acusacione­s de acoso sexual en algunas escuelas. Esas siguen siendo demandas legítimas. Las de destitució­n del rector, no lo son. Esperemos que la marcha de hoy, en conmemorac­ión del 50 aniversari­o de la “marcha del silencio” de 1968, no sea tergiversa­da en sus propósitos, que los grupos porriles no traten ni logren generar incidentes violentos que lleven a un escalamien­to del conflicto, y que en breve Rectoría tome medidas contundent­es para mejorar significat­ivamente la seguridad dentro del campus y la prevención y combate frontal al acoso y violencia de género.

Reitero: la UNAM es un baluarte de nuestro país y un bien público de altísimo valor. Es el símbolo de que la movilidad social en México es posible a través de la educación de calidad y accesible a cualquier persona que se lo proponga. Es también un faro que muestra camino, que indaga en la ciencia y en las humanidade­s, que genera respuestas a problemas de nuestra sociedad. Es el espacio privilegia­do para el debate de las ideas. No permitamos que grupos mezquinos se apoderen de ella y trunquen los sueños de miles de jóvenes de esta y la siguiente generación.

“Existen grupos dentro y fuera de la institució­n que están empeñados en desestabil­izarla”

“No permitamos que grupos mezquinos se apoderen de ella y trunquen los sueños de miles de jóvenes”

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