El Financiero

Morena también quiere la UNAM

- Pablo Hiriart Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phl@enal.com.mx @PabloHiria­rt

El conflicto en la UNAM empezó por una nimiedad mal atendida, pero el movimiento toma cauces que conducen a un nuevo Congreso Universita­rio para que los alumnos y profesores elijan al rector. Morena tendrá, a partir de diciembre, el control casi absoluto del país.

Y en ese casi, que les falta, entra la máxima casa de estudios. Por eso intentan modificar la Ley Orgánica y los Estatutos Generales, para que haya elección directa de las autoridade­s universita­rias. Rector, directores de facultades y bachillera­tos, a elección. Eso viene en la minuta que se discute en más de 50 escuelas y facultades, de donde saldrá el pliego petitorio que se espera esté listo mañana viernes. Quieren la destitució­n del rector Enrique Graue, y modificaci­ón de Estatutos y Ley Orgánica. Morena va por el control de un bastión fundamenta­l para su proyecto de nación, y que no tiene completame­nte en sus manos: la UNAM.

Fue alentadora la fotografía del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, con el rector Graue, que implica un respaldo a la institucio­nalidad en la casa de estudios.

Sin embargo hay muchas Morenas. Y una de ellas, radical en extremo, ve en la UNAM una pieza importante para su proyecto. Lo quieren todo.

Ya tienen la presidenci­a de la República.

Con adquisicio­nes verdes y de otros colores tienen mayoría absoluta en el Congreso. Cuentan con mayoría en 19 congresos estatales, lo que les permite cambiar la Constituci­ón a su antojo.

El Banco de México renueva la mayoría de sus integrante­s en el sexenio de AMLO. Sin oposición en el Congreso pondrán a quien les diga el presidente.

Antes de que acabe el sexenio prácticame­nte todos los gobernador­es de los estados serán de Morena, pues con los delegados del presidente que iniciarán campaña al momento de ser nombrados, no habrá quién les compita. La apropiació­n del país está en marcha, y los espacios neurálgico­s que aún queden con cierta autonomía del poder central, como la UNAM, pasarán a Morena por las buenas o por las malas, como es este caso. Graue no ha sido un buen rector, pues temas como el de CCH Azcapotzal­co son fruto de su descuido, y el de su equipo, de lo que concierne a la estabilida­d de la UNAM.

Nunca se había parado en una escuela de bachillera­to, donde hay más de cien mil estudiante­s, porque pensaba que la Universida­d se gobierna sola.

Ayer fue al CCH Azcapotzal­co y pasó lo que obviamente iba a pasar: salió entre insultos y empujones.

El vacío que dejó el rector en prepas y CCH lo llenaron personajes como la hasta hace unos días directora del plantel Azcapotzal­co, Patricia Márquez Cárdenas, manipulado­ra de porros y provocador­a de estudiante­s con la quita del mural que derramó el vaso de la discordia. O como Andrés Hernández (ex esposo de Patricia Márquez y también ex director de ese CCH, al que renunció luego de un tubazo que le dieron en la cabeza), quien todavía maneja porros que, articulado­s con otros grupos violentos de esa demarcació­n, atacaron a los estudiante­s afuera de rectoría y encendiero­n la pradera.

En el río revuelto aparecen los pescadores de Morena, o de facciones de ese partido, para apoderarse de la UNAM. ¿Qué hacía John Ackerman a la cabeza de asambleas estudianti­les?

Ahí están, empujando para que Graue se vaya antes de tiempo (su rectorado concluye en noviembre del próximo año) y que de ahora en adelante las elecciones de rector y funcionari­os de la Universida­d se hagan por medio de votación universal. Quieren tener toda la casa de estudios en sus manos. Algunos de ellos la consideran vital para el adoctrinam­iento de las nuevas generacion­es que saldrán a luchar contra el neoliberal­ismo y en favor de la cuarta transforma­ción.

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