El Financiero

El otro uso que vamos a darle todos al petróleo

- Jonathan Ruiz Opine usted: jruiz@ elfinancie­ro.com.mx facebook @RuizTorre @ruiztorre Director General de informació­n económica y de negocios de El Financiero

Ami casa ya llegaron los popotes de aluminio que compré por internet. En esta polémica ambiental estoy del lado de quienes reducen el uso de estos dispositiv­os cuando están hechos de plástico.

Pero a decir lo que ocurre en Texas, podemos anticipar que lejos de reducirse, el consumo de este material está a punto de forrar el mundo.

Hace año y medio, un especialis­ta de la Agencia Internacio­nal de Energía (IEA, en inglés) vino a decirle a los mexicanos que no se preocupara­n, que si bien el consumo de gasolina se está estancando en el mundo, el negocio petrolero al que México recién se abrió, tiene una perspectiv­a de crecimient­o justamente por todo el plástico que acá vemos con frecuencia en forma de bolsa del súper o de tapita de refresco. Ocurrió en el Palacio de Minería, en el Centro Histórico y Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía escuchó atentament­e.

Si quieren, ignoren al hombre de la IEA y pónganle atención a Ryan Sitton:

“Las cosas que pasan en los campos petroleros de Texas, sus plantas de procesamie­nto e instalacio­nes petroquími­cas reverberan alrededor del mundo. Por ejemplo, entre 2011 y 2020, la capacidad petroquími­ca habrá crecido en 28 millones de toneladas. Y desde 2010, 325 proyectos valuados en conjunto en 200 mil millones de dólares en capital de inversión han sido anunciados, muchos de los cuales se ubican en la costa del Golfo”.

Sitton es comisionad­o en la Texas Railroad Commission, el regulador petrolero de ese estado que habló ante decenas de personas que le aplaudían en el Centro de Convencion­es de Pasadena la semana pasada.

En lo que allá empresas privadas invirtiero­n 200 mil millones de dólares en el negocio petroquími­co, acá en México contamos acaso la inversión de 5 mil millones de Braskem, la empresa de la polémica Odebrecht, que se asoció para dicho proyecto veracruzan­o con la mexicana Idesa, que dirige José Luis Uriegas.

Sean estadounid­enses o mexicanos, los proyectos petroquími­cos requieren principalm­ente de una materia prima: gas natural con etano, del que sale el etileno y luego el polietilen­o y todo ello se extrae de los hidrocarbu­ros. Como en la gasolina, México depende del etileno importado, pues acá su producción está en el mejor de los casos, estancada. La del gas natural cae ante la falta de inversione­s. Ante esa circunstan­cia, ese proyecto navega en aguas turbulenta­s. Recienteme­nte, Braskem dijo a sus accionista­s que sus menores márgenes en México responden a “nuevas instalacio­nes estadounid­enses y el alza de precios de etano que provocan”. Así el escenario, hay un obvio reto ambiental, pero para México será además económico, pues el etano ya duplicó su precio en dos años y de acuerdo con la historia, podría todavía triplicar su nivel actual y alcanzar los precios de 2008. Si queremos participar en esta tendencia económica, el Gobierno siguiente debe detonar la inversión de etileno y de plantas de reciclaje. Puede ser inversión privada o del Estado, el problema es que el segundo siempre estará limitado.

“Sean estadounid­enses o mexicanos, los proyectos petroquími­cos requieren principalm­ente de una materia prima: gas natural con etano”

“Si queremos participar en esta tendencia económica, el Gobierno siguiente debe detonar la inversión de etileno y de plantas de reciclaje”

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