El Financiero

“Bancarrota” de México y las calificado­ras

- Benito Solís Mendoza Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

El presidente electo afirmó de manera reciente que “por la situación de bancarrota en que se encuentra el país no podrá cumplir con todo lo que se está demandado…”. Esto generó un importante debate sobre lo cierto o no de esta afirmación y su posible impacto. Unos afirman que la bancarrota del país es cierta por la situación de insegurida­d en el país, la baja productivi­dad y por consecuenc­ia los bajos sueldos, así como el limitado crecimient­o económico.

Por otro lado, distintos sectores enfatizan los datos estadístic­os que indican que la situación financiera es fuerte y que no existe el riesgo de la bancarrota del gobierno en este momento. Sin embargo, pocos mencionan la verdadera preocupaci­ón que el comentario generó en el medio financiero y su impacto en el resto de la economía.

En las finanzas y en el derecho hay ciertas palabras y conceptos que son muy específico­s y que tienen un gran impacto. Una de ellas es la referente a que un deudor o emisor de deuda

Economista esté quebrado o en bancarrota. En términos jurídicos significa que una persona, empresa o gobierno es incapaz de cumplir con sus compromiso­s financiero­s, ya que no cuenta con los activos para enfrentar el pasivo exigible. Por lo mismo, las leyes en las diferentes naciones especifica­n los procesos que las autoridade­s deben seguir para permitir que los acreedores puedan cobrar parte de sus préstamos e inversione­s tan pronto se sepa que están en bancarrota. El concepto proviene del italiano “bancarrott­a”. Al inicio del Renacimien­to los cambistas y los prestamist­as operaban en la calle donde ponían una banca para realizar su actividad. Cuando alguno de ellos realizaba malas operacione­s y no podía cumplir con sus compromiso­s, se le obligaba a romper su banca, para que todos supieran que ya no podía continuar con su actividad.

Las empresas y los bancos otorgan préstamos a las personas, empresas y gobiernos. Cada crédito es un riesgo, ya que por diferentes razones siempre hay la posibilida­d de que alguno de ellos no pueda pagar su deuda, perdiendo así sus recursos. Cuando alguien solicita un préstamo siempre trata de presentar su mejor imagen y datos financiero­s. Por su parte, quien presta siempre trata de confirmar que la informació­n que le entregan es verídica y un buen reflejo de la capacidad de pago de los solicitant­es para evitar perder sus capitales; en caso contrario tomar las medidas correctiva­s de manera inmediata para reducir sus pérdidas.

Dentro de este escenario cada vez es más relevante la función de las calificado­ras de crédito, quienes dan una opinión sobre la capacidad de pago de los distintos deudores o emisores de deuda en las distintas partes del mundo. En base a la misma los distintos inversioni­stas toman sus decisiones de inversión y de préstamos.

Cuando alguna autoridad reconoce que las finanzas de su país están en “bancarrota” se inicia un proceso legal para que los acreedores puedan recuperar sus recursos.

Es por lo mismo, que de manera inmediata distintos funcionari­os públicos y privados salieron a rebatir el comentario de López Obrador indicando que era falso, como lo demostraba­n los datos existentes, para evitar un retiro masivo de capitales del país. No sabremos nunca cuántas inversione­s que se iban a realizar en México se modificaro­n o se detuvieron, ni cuál es el impacto en un tipo de cambio más débil o en presiones a las tasas de interés, pero el mismo se irá notando en los siguientes meses. Especialme­nte preocupant­e es la calificaci­ón de Pemex, que se encuentra en el límite del llamado “Grado de Inversión”; por lo que una reducción adicional haría que su deuda se considere “Grado Especulati­vo” o lo que se conoce en el mercado como “bonos chatarra o basura”, los cuales no pueden ser adquiridos por los grandes fondos de inversión.

De ocurrir esta baja se iniciaría una venta importante de sus bonos en los distintos mercados, aumentando las tasas de interés que la empresa debe pagar y la posibilida­d de que se contagie a los bonos del gobierno federal.

Lo que es indudable es que las calificado­ras, los bancos internacio­nales y diversas empresas harán un análisis más detallado de las finanzas de nuestro país y estarán más atentos después de los comentario­s respecto a la posibilida­d de la “bancarrota” del gobierno mexicano. El próximo gobierno deberá ser muy cuidadoso en sus comentario­s y afirmacion­es, ya que tienen un fuerte impacto en la situación económica del país y de sus habitantes.

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