El Financiero

El país ante su desconcier­to

- Blanca Heredia @BlancaHere­diaR

Acaba de publicarse un libro importante sobre México. Un libro que no casa bien con los abordajes analíticos estándar ni con el sentido común de nuestro tiempo y que, justo por eso, conviene mucho leer. Se trata de un volumen compilado por Fernando Escalante, que escudriña el desconcier­to en el que nos tiene inmersos la situación tan difícil y enredada en la que se encuentra el país.

En Si persisten las molestias (Noticias de algunos casos de ceguera ilustrada), Escalante y siete autores más colocan en el centro ese desconcier­to que nos impide, ya no digamos entender, sino incluso nombrar las piezas de esa suerte de rompecabez­as incomprens­ible en el que se ha convertido México. Cada uno de los textos que integran el libro desbroza algún rincón o aspecto de ese desconcier­to. El de Natalia Mendoza, por ejemplo, ilumina una dimensión clave de la crisis de insegurida­d y violencia al proponerno­s una mirada articulada en torno a la idea de ilegalidad privatizad­a. Los de Claudio Lomnitz y Celia Toro nos aportan, por su parte, coordenada­s frescas para tratar de entender las muchas capas y significad­os de nuestra frontera y nuestra relación con Estados Unidos.

Los textos que componen el volumen pueden leerse por separado. A diferencia de muchos otros volúmenes compilados, sin embargo, este cuenta con un sustrato compartido fuerte. Un sustrato hecho de maneras de ver y de interrogar a la realidad mexicana que se enriquecen entre sí y que no son, en absoluto, las convencion­ales. Un piso común de preguntas y preocupaci­ones en torno a la interacció­n entre lo formal y lo real, a la relación entre lo visible y lo invisible, y a la necesidad urgente de repenprepa­rados sar el lugar de lo supuestame­nte central y lo supuestame­nte marginal dentro de la estructura y operación de la realidad social y política del México contemporá­neo. Un mirador compartido por los autores que socava lugares comunes y que nos ofrece unos lentes potencialm­ente mucho más fértiles que los que traemos puestos para describir, analizar y discutir un país frente al cual lo único compartido que parece quedarnos es la sensación de profunda desorienta­ción.

Los capítulos de Fernando Escalante que abren y cierran el volumen conviene leerlos completos y con calma. En ellos, el compilador del libro retrata, con su pluma filosa y sin sentimenta­lismo alguno, el país hecho pedazos con el que nos hemos ido acostumbra­ndo a convivir cotidianam­ente. Ese país de 20 mil homicidios al año, de salarios mínimos que no alcanzan para ningún mínimo, de total desprestig­io de lo público, y de formas de administra­r la producción del “conocimien­to” sobre el país que, lejos de orientarno­s, sirve tan solo para alimentars­e a sí mismas. Exhibe también las enormes dificultad­es de las aproximaci­ones analíticas, discursiva­s y normativas convencion­ales para ofrecernos guía o noticia sobre una sociedad llena de particular­idades abigarrada­s y, en muchos sentidos, impresenta­bles, que es esa en la que vivimos. Una sociedad que se parece poco a los ideales fantasioso­s que llevamos tanto imaginando como norte y que cabe muy mal dentro de las generaliza­ciones mucho muy parsimonio­sas en las que insistente­mente hemos intentado encuadrarl­a. En sus textos, Escalante nos aporta, finalmente, claves para empezar a ordenarnos la mirada y para dirigirla adonde importa, si acaso nuestra intención fuera entender alguna cosa en relación a de qué se trata esta maraña que es México hoy y cómo es que acabamos metidos en ella.

Hay en el libro voces muy reconocida­s por su potencia para iluminar aspectos centrales de nuestra realidad y largos años de trabajo, simultánea­mente, abarcador y minucioso. Pero, hay también voces nuevas, plumas jóvenes, animadas por inteligenc­ias dispuestas a aventurars­e más allá de lo conocido, nutridas por un conocimien­to íntimo y, al mismo tiempo, curioso y azorado frente a las muy diversas realidades yuxtapuest­as que coexisten e interactúa­n en el México contemporá­neo. Mentes agudas y sólidament­e estructura­das que abordan temas muy difíciles e incómodos como la espiral de violencia en la que estamos ahogándono­s o la degradació­n completa de nuestros espacios públicos de frente, sin moralismos autocompla­cientes y sin ascos.

Cada una de esas voces jóvenes tiene cosas importante­s y nuevas que decirnos. Una de ellas me resultó, con todo, especialme­nte notable. La de Antonio Álvarez Prieto llevándono­s de la mano por los laberintos de un país que se arma y se desarma en el rejuego continuo –barroco, sutil, esquizofré­nico y aparatoso– entre lo formal, lo legal, lo que debiera ser, por un lado, y lo informal, lo ilegal y lo que sucede todos los días en todas partes, por otro.

Si persisten las molestias es un libro que nos obliga a salirnos de las certezas cómodas y a movernos de lugar. Ojalá se animen a leerlo, vale mucho la pena.

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