‘Pemex ya no es nuestro’
Un lector escribió ese comentario a la columna de Enrique Quintana publicada ayer. En su texto, Quintana refirió acertadamente que el alza en los precios del crudo es buena para el próximo gobierno de AMLO porque obtendrá más ingresos, pero mala para los consumidores de gasolina, porque ésta cuesta más.
“Pemex ya no es nuestro” expresó el lector y por eso, añadió, no beneficiarán a los mexicanos los mayores ingresos que obtenga la empresa ahora que sube de precio el crudo.
Hay argumentos en favor o en contra de esa suposición. Por ejemplo, reconocer que el Estado ofreció acceso a una parte de las reservas nacionales de hidrocarburos por medio de las Rondas petroleras que hizo la CNH. En contra puede argumentarse que en realidad a Pemex la reforma energética no le cambió el dueño. Éste sigue siendo el estado mexicano y las empresas privadas acceden apenas a una minoría de los recursos del subsuelo, mientras que la petrolera estatal se quedó con la gran mayoría. A partir de ahí cada quien puede definir si Pemex es suya o no, pero percibo que esa empresa opera como si fuese de nadie. Y ése es su mayor problema.
Por un momento piensen que tienen un negocio de producción de aguacates, que muchos de los árboles ya están viejos y deben sembrar más y que para ello necesitan invertir.
Más allá de las cuentas de su negocio, para saber si tendrán el dinero deben ver literalmente si no van a afectar el superávit del Gobierno y esperar a que Hacienda y los diputados les aprueben su presupuesto de inversión. Eso le ocurre cada año a Pemex y por eso, nunca podrá operar como empresa. Opera como si no tuviera dueño.
Vean. Vienen al parecer meses de buenos precios del crudo, posiblemente superiores a los 70 dólares por barril. Hay negocio. Pero para vender crudo hay que encontrarlo y hacer pozos para extraerlo.
Todo eso requiere dinero y más allá de que Pemex ahora tenga buenos ingresos y utilidades operativas por las que paga impuestos del 70 por ciento, Hacienda y los diputados aún deben ver cuánto dinero le dan a la empresa para sus inversiones para no afectar el presupuesto del Gobierno. Todo eso se decide en estos días. El diputado busca votos y para ello piensa en pagar una carretera. José Antonio González Anaya hoy, o mañana Carlos Urzúa, en Hacienda, evitan a toda costa que le bajen la calificación crediticia al país por un mal balance gubernamental. El diputado y el secretario de Hacienda en turno operan de facto como los dueños de Pemex, pero su foco está en otro lado.
Muy aparte, el director de Pemex, quien sea, busca a ver si por favor sobra de lo anterior y le dan dinero para invertir en lo más rentable, que es el crudo, cuyos costos rondan los 20 dólares por barril. Si de ahí cae algo más, el gobierno de AMLO quiere usarlo para empezar a pagar una refinería nueva y la modernización de las viejas.
Desde 2014 hasta 2017, como bajó el precio del crudo hubo poco dinero.
México pasó de perforar mil 290 pozos en 2012 a, de verdad: 101 pozos este año, según la CNH.
¿Y quién invierte en los menos rentables pozos de gas natural? Hay que preguntarlo. ¿Por qué? Nomás porque es lo que mueve motores que generan más de la mitad de la electricidad que permite que los mexicanos prendan la luz, carguen su celular y lean este texto. Para perforar reservas de gas natural no hay dinero, y la producción de gas de Pemex ya cayó 25 por ciento en medio sexenio de Enrique Peña Nieto. El nuevo gobierno no es proclive a las empresas privadas petroleras, así que no hay de dónde sacar inversiones en gas y para no apagar la CFE, habrá que importar más gas natural.
Más, porque los estadounidenses que sí entienden el negocio ya exportan a México casi el triple del volumen que al inicio del sexenio.
A este paso, según la CNH, el déficit energético superará 40 mil millones de dólares en un par de sexenios (https://bit. ly/2xoTGK0). El negocio de Pemex y las reservas petroleras parece carecer de dueño.
Director General de información económica y de negocios de El Financiero