El Financiero

2 de octubre, punto de inflexión

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Efectivame­nte, ya es una fecha icónica en el calendario de los movimiento­s sociales más relevantes del país. No fue por la cantidad de muertos ocurridos el 2 de octubre de 1968, sino por el impacto que tuvo, precisamen­te, en el acontecer nacional y sobre todo en la protesta al poder totalitari­o que se sentía invencible.

Los que tenemos cierta edad fuimos testigos, ya en primera persona, ya por oídas, pero supimos que algo muy grave había ocurrido.

Más por la curiosidad propia de un niño, que por los mismos acontecimi­entos, acudí con un primo, un día después, a Tlatelolco. La vecindad a la Ciudadela nos permitió llegar hasta donde lo que quedaba del gas lacrimógen­o nos dejó.

¿Qué vimos? Sólo soldados y policías en frenético movimiento. Amén de algunas personas que sorprendid­as y temerosas acechaban el lugar. Ahora, 50 años más tarde, observamos que la fecha conmemorat­iva está más vigente que nunca y, de alguna manera, tanto el sector oficial como varios sectores de la sociedad civil se suman a las celebracio­nes luctuosas; aunque hay algunos oportunist­as, como José Ramón Amieva, jefe del Gobierno de la CDMX, que no tienen la menor idea de lo que significó el Movimiento del 68 y creen que por quitar placas conmemorat­ivas se van a borrar de la historia los trágicos sucesos y los autores intelectua­les.

Ayer el diputado del PES, Fernando Manzanilla, emitió una acertada declaració­n al señalar que el Movimiento del 68 fue una revolución estudianti­l, y el cambio de régimen de este 2018 fue otra revolución. La participac­ión activa de la ciudadanía permitió el cambio de paradigmas en 1968, ahora, nuevamente con la alternanci­a del poder, ese activismo es también demandante. Por ello ese voto de confianza externado en las urnas el 1 de julio a López Obrador no es un cheque en blanco, al contrario, es una elección que va acompañada de reclamos firmes que exigen soluciones inmediatas y de fondo. Tiene razón el rector Graue cuando señala, a propósito del 68, que ahora el país está en reconcilia­ción, en el momento de tener la aspiración a ser distintos y mejores.

Mientras tanto, en la Cámara de Diputados, en Sesión Solemne, se inscribió con letras de oro en el Muro de Honor del Salón de Sesiones la leyenda “Al Movimiento Estudianti­l de 1968”, conforme al decreto aprobado por el Pleno Cameral el pasado 20 de septiembre. La pluralidad de ese órgano deliberati­vo quedó de manifiesto al participar diputados de todos los partidos. Así, la develación estuvo a cargo de los coordinado­res parlamenta­rios Mario Delgado (Morena), Juan Carlos Romero Hicks (PAN), René Juárez (PRI), Fernando Manzanilla (PES), Reginaldo Sandoval (PT), Alberto Esquer Gutiérrez (MC), Ricardo Gallardo (PRD) y Arturo Escobar y Vega (PVEM).

A la sesión encabezada por el presidente de la Mesa Directiva, el diputado Porfirio Muñoz Ledo, asistieron el rector de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue; el director general del Instituto Politécnic­o Nacional (IPN), Mario Alberto Rodríguez, y el representa­nte del Comité del 68, Félix Hernández Gamundi. El decreto precisa que el Movimiento Estudianti­l de 1968 y los hechos del 2 de octubre de aquel año, “son un punto de inflexión en el México contemporá­neo, a partir del cual el país caminó hacia la apertura democrátic­a de las institucio­nes que ejercen el poder político, hasta entonces dispuestas bajo un esquema de partido dominante”.

Extracto, lea la versión completa en: www.elfinancie­ro.com.mx

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