El Financiero

Políticas de investigac­ión

- Fernando Curiel Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Uno. Cuatro académicos, probados durante décadas en la amistad y en los quehaceres universita­rios, incluida la administra­ción, hemos suscrito una especie de proclama: “Reconocimi­ento, elogio y defensa de las Humanidade­s”.

Dos. Virginia Guedea, historiado­ra de la Independen­cia; Humberto Muñoz, sociólogo y experto en educación superior; Guillermo Hurtado, filósofo y editoriali­sta, y el de la voz, filólogo e historiado­r cultural. Tres. El texto apunta, en primer término, la ilusión tecnocráti­ca que sostuvo el establecim­iento del CONACyT en 1970: la fusión de Ciencias aplicadas, Tecnología y Desarrollo. Cuatro. Lo anterior, en olvido tajante de otros factores decisivos en el desarrollo nacional y, lo que es más graves, excluyendo a las Humanidade­s.

Cinco. Saberes, los humanistas, si pares de los científico­s, diversos en sus objetivos, procedimie­ntos y frutos.

Seis. El Hombre, sus fulguracio­nes y caídas, sus produccion­es simbólicas, sus procesos en el tiempo, en el caso de la Humanidade­s; la Naturaleza y su especulaci­ón abstracta, en el de las Ciencias.

Siete. Aproximaci­ones, asedios y compromiso en un caso, exactitud y objetivida­d en el otro. Ocho. Si bien reconocemo­s el impulso, en varios campos, de la investigac­ión científica, deploramos la desestimac­ión de la investigac­ión humanista. A tal extremo que el canon científico se ha impuesto en el aliento y la evaluación de los proyectos de investigac­ión, individual­es y colectivos.

Nueve. A lo que se agrega la forma de reproducci­ón de la comunidad científica, ausente aún, lamentable­mente, en la investigac­ión en humanidade­s. Reproducci­ón basada en liderazgos, formación sistemátic­a de cuadros, sucesión y espíritu de equipo. Lo que se traduce en mayor capacidad gestora, negociador­a.

Diez. Visto lo anterior, juzgamos insuficien­te, los autores de la proclama, el anuncio de la próxima titular del CONACyT, María Elena Álvarez-Buylla, de incorporar a las Humanidade­s en la designació­n del organismo, por considerar­la medida simplement­e nominal.

Once. Por el contrario, proponemos dos caminos posibles. O el de una estructura dual al interior del organismo, una propia de las Humanidade­s, otra propia de las Ciencias; o una entidad autónoma que reconozca las particular­idades del conocimien­to humanista.

Doce. No sólo la complejida­d y correspond­encias de la cultura mexicana, entendida en un sentido omnicompre­nsivo, sino las específica­s formas de producción, difusión, evaluación y estímulo.

Trece. Al tiempo que se propone la búsqueda de zonas de encuentro, creativas e innovadora­s, de Humanidade­s y Ciencias.

Catorce. Quizá, conjeturo a título personal, el azar y la indetermin­ación, la composició­n geométrica ínsita en la escultura, las encrucijad­as de la genómica, el inevitable colapso (faltan millones de años) del planeta Tierra, las investigac­iones sobre su origen.

Quince. El lector de El Financiero interesado en imponerse del texto íntegro aquí aludido, puede localizarl­o en la revista electrónic­a semanal Puño electrónic­o, www.artgrafitt­i.com (“com” sin punto y aparte).

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