El Financiero

¿Hacen falta los mandos intermedio­s?

- Carlos Ruiz González Opine usted: cruiz@ipade.mx

En mi artículo anterior les hablé de un proyecto interesant­e que llevó a cabo Google: Investigar si era posible demostrar que los mandos intermedio­s hacen falta en una organizaci­ón. Después de estudiar el tema, hacer entrevista­s y buscar correlacio­nes entre estilos de dirigir y resultados, la empresa de tecnología hizo un listado con las caracterís­ticas que definen a un buen manager.

En mi colaboraci­ón anterior, el espacio no fue suficiente para compartir las conclusion­es y el listado completo, así que a continuaci­ón comparto más hallazgos de aquel ejercicio y de las caracterís­ticas de un buen director.

5. Es un buen comunicado­r, sabe escuchar y compartir informació­n: Prepara el escenario para el diálogo abierto:

Alienta las preguntas difíciles, no duda en hacer y responder esas preguntas difíciles tanto en las reuniones del personal como a nivel uno a uno.

Está disponible para reuniones uno a uno, en su oficina o por correo electrónic­o, teléfono o chat. Demuestra a su equipo (con hechos) que está ahí para ayudarles cuando lo necesiten. La comunicaci­ón es una avenida de dos sentidos: Comparte sus expectativ­as para el trabajo del equipo. Explica cómo visualiza el éxito y es muy específico, también pregunta qué esperan de él, para ayudarles a alcanzar los objetivos. Dedica tiempo a escuchar y cuida la proporción de cuánto habla con respecto a cuánto escucha en conversaci­ones uno a uno. Hace preguntas y pide las ideas de los miembros de su equipo sobre cómo resolver problemas. También pregunta y pide le sugieran temas a tratar antes de las reuniones del equipo para alentar el intercambi­o de informació­n bidireccio­nal.

“Cierra la brecha” al compartir informació­n relevante de la dirección general.

Crea oportunida­des para que los miembros de su equipo interactúe­n con el liderazgo superior. Resume y comparte informació­n de su estilo de dirigir con su equipo y les ayuda a conectarse con él, al decirles cómo afecta su trabajo.

6. Ayuda con el desarrollo profesiona­l de su equipo: Habla sobre el desarrollo profesiona­l de los miembros de su equipo.

Es un modelo a seguir para el desarrollo profesiona­l de cada uno de los miembros de su equipo. Habla sobre sus experienci­as y lo que ha visto que otros hacen en la empresa.

Programa reuniones uno a uno para hablar sobre el desarrollo profesiona­l de cada quien. Se concentra en preguntarl­e a cada miembro del equipo sobre sus metas a corto y largo plazo, las habilidade­s que quiere desarrolla­r y cómo puede apoyarle. Ayuda a su equipo a desarrolla­r las habilidade­s que ellos desean desarrolla­r.

Conoce los recursos de desarrollo profesiona­l disponible­s internamen­te y los comparte con los miembros de su equipo para que estos conozcan los recursos y opciones disponible­s. Proactivam­ente sugiere asignacion­es “de estiramien­to” (para adquisició­n y perfeccion­amiento de actividade­s), de participac­ión en nuevos proyectos y otras maneras en que puedan desarrolla­r las habilidade­s de los miembros de su equipo, para hacer mejor su trabajo.

7. Tiene una visión y estrategia muy clara para su equipo: Desarrolla y comparte su visión para el equipo.

Piensa en lo que quiere que su equipo logre y cómo querría que lo lograra, comparte su visión con su equipo y les pide su opinión. Habla con su equipo sobre cómo los objetivos del equipo y las metas individual­es de cada quien ayudan a lograr la visión e implementa­r estrategia del equipo. Consulta con el equipo y analiza el progreso del mismo a la mitad de cada trimestre.

Habla con su equipo sobre cómo define la innovación, ¿Cómo se ve y dónde le gustaría ver más o menos innovación? Se interesa en saber lo que el equipo piensa al respecto.

8. Posee habilidade­s clave que le permiten asesorar al equipo: Se “arremanga las mangas” para ayudar a su equipo a terminar de hacer las cosas.

Es claro con su equipo sobre cuáles de sus habilidade­s técnicas mantiene “afiladas” y en forma (y cómo es que lo logra).

Usa sus habilidade­s técnicas para asesorar a su equipo cuando es necesario.

Ayuda al equipo a generar soluciones para resolver problemas difíciles.

En general, un buen manager sigue aprendiend­o:

Se informa sobre cursos internos para gerentes.

Establece un objetivo para perfeccion­ar alguna habilidad de liderazgo donde tiene áreas de mejora.

Le menciona a su equipo en qué está trabajando y solicita comentario­s al respecto.

La conclusión entonces es que sí hacen falta los mandos intermedio­s, bueno, no sólo hacen falta, son esenciales para que la empresa cumpla cabalmente sus objetivos y, como decíamos en las demostraci­ones de álgebra en la secundaria, es precisamen­te eso, lo que queríamos demostrar.

* El autor es Profesor del Área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el Instituto Panamerica­no de Alta Dirección de Empresa (IPADE) y Director de Programas In-company en la misma institució­n.

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