El Financiero

Fronteras que desaparece­n

- Rafael Fernández de Castro Opine usted: opinión@ elfinancie­ro.com.mx

Fronteras que desaparece­n (Vanishing Frontiers) es un libro sobre la relación México-Estados Unidos muy original. No es un libro sobre la historia de la relación, ni tampoco sobre la cooperació­n o sobre los conflictos contemporá­neos. El libro es una serie de ensayos sobre cómo las múltiples interaccio­nes entre México y Estados Unidos afectan a seres humanos, tanto mexicanos como estadounid­enses. Lo más valioso y original del libro es que humaniza la relación entre los dos países.

Es un libro sobre muchos campeones de la relación bilateral pero también personas normales cuyas vidas se gestan en ambos lados de la frontera. José Galicot, carismátic­o líder de Tijuana Innovadora. Malin Burnham, filántropo y líder empresaria­l de San Diego con enorme espíritu de comunidad. O Alejandra Pinzón que vivió la mayoría de su vida en pequeños pueblos de Indiana y Kansas y tuvo que regresar pues su carácter de indocument­ada le impidió entrar a la universida­d. Andrew Selee, su autor, ha sido uno de los más acuciosos estudiosos de la relación bilateral en los últimos 20 años. Lo fascinante del libro es que observa la relación bilateral desde distintos ángulos –personal, comunitari­o, político, empresaria­l y cultural. Su biografía personal se lo permite. Está casado con una profesioni­sta mexicana, Alejandra, con quien tiene tres hijos estadounid­enses, quienes crecen bilingües y bicultural­es. Tuvo una experienci­a profesiona­l de joven que lo marcó: trabajó cinco años en un albergue de migrantes en Tijuana. Estudió un doctorado en Ciencia Política en la Universida­d de California en San Diego, lo que le permitió más adelante ser el arquitecto del think tank más importante sobre México en Estados Unidos, el Instituto México del Wilson Center, y ahora es presidente del think tank más importante sobre migración en Estados Unidos, Migration Policy Institute.

El libro empieza por destacar y celebrar la integració­n TijuanaSan Diego. Selee narra y muestra su grata sorpresa de cómo Tijuana ha cambiado en los últimos 20 años. Como ahora es un destino gastronómi­co, con una industria innovadora y competitiv­a y es también un lugar donde se respeta al migrante.

El libro dedica unas páginas muy interesant­es a Hazleton, Pensilvani­a. Un pueblo que ha sido transforma­do por la inversión y la presencia de mexicanos. Por ejemplo, Bimbo es una empresa que da empleo en Hazelton y que “de la noche a la mañana… se convirtió no sólo en la panadería de México, sino que también en una de las más grandes de Estados Unidos”. Tiene más de 30 plantas en el país vecino, empleando a más de 21 mil estadounid­enses.

Los capítulos sobre la economía están llenos de ejemplos maravillos­os, como el de Eugenio Madero, CEO de Rassini y Raúl Gutiérrez de DeAcero. Gutiérrez, CEO de DeAcero, compró una empresa de clavos en el medio oeste estadounid­ense y ha logrado casi duplicar la producción en los primeros cinco años.

Los títulos de los capítulos son muy sugerentes: “Transforma­ndo la Cosa Nostra en los Sopranos”, es decir, como durante el gobierno de Felipe Calderón los grandes cárteles como los Zetas fueron desmantela­dos en organizaci­ones menores. El capítulo de migración se titula, “Si me fuera a regresar, también seguiría extrañando”. Y tiene que ver como las gentes se vuelven un poquito de aquí y de allá. Los que se regresan extraña; los que se van también. Una de las historias es la de Alejandra Pinzón, quien regresó y ahora trabaja en un call center con muchos otros retornados. Selee hace notar que los restaurant­es cerca del call center venden ahora burritos, pues esos son los verdaderos tacos para los mexico-americanos.

Un capítulo divertido y fascinante es “Tsunami de talento”. Selee relata como un grupo numeroso de mexicanos ha asaltado Hollywood creando un cine maravillos­o que ha generado todo tipo de premios en el mundo. La visión del autor sobre la relación bilateral es la cara inversa del trumpismo. Con análisis de situacione­s concretas, como el caso de Tijuana y San Diego, Selee demuestra que estas ciudades han mejorado notablemen­te desde que decidieron integrarse. Otro ejemplo maravillos­o es la utilizació­n de servicios médicos mexicanos por estadounid­enses. El libro relata como Katie O´Gradys salvó su vida acudiendo a hospitales mexicanos, los cuales son bastante más accesibles que los estadounid­enses.

La conclusión del libro es construir puentes y más puentes como el llamado Cross Border Express que conecta al aeropuerto de Tijuana con San Diego.

El libro de Seele me recordó al de otro querido amigo estadounid­ense, El Oso y el Puercoespí­n de Jeffrey Davidow, exembajado­r en México. Lo que ambos libros tienen en común es que sus autores claramente le profesan un cariño entrañable a nuestro país.

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