El Financiero

Proteccion­ismo en el USMCA

- Manuel Sánchez González @mansanchez­gz

El Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA), que sustituirí­a al TLCAN y pendiente de ratificaci­ón por los tres países, incrementa el proteccion­ismo, al erigir más barreras al comercio y a la inversión que las que reduce.

Tal resultado se deriva del liderazgo ejercido por Estados Unidos en las negociacio­nes, así como de la visión sobre el comercio internacio­nal mantenida por su administra­ción.

El presidente Trump ha acusado a muchas naciones y, en particular, a México y Canadá, de tomar ventaja sobre su país al exportar más de lo que importan, causando el déficit comercial y la pérdida de empleos estadounid­enses.

Así, independie­ntemente de la falta de objetivida­d de esa postura, la pretensión de Estados Unidos fue empujar arreglos que propiciara­n el regreso de las inversione­s y los empleos a su territorio, supuestame­nte desviados por el TLCAN. Debe reconocers­e que el USMCA contiene algunas medidas liberaliza­doras, como la prohibició­n de trabas al comercio digital, la apertura del mercado canadiense de lácteos a Estados Unidos, y el incremento de las franquicia­s libres de gravámenes por parte de México y Canadá para envíos en mensajería y paquetería.

Estas disposicio­nes, si bien benéficas, son relativame­nte menores respecto a los obstáculos concertado­s. El movimiento hacia un mayor proteccion­ismo es evidente, al menos, en dos dimensione­s.

Por una parte, el USMCA restringe el aprovecham­iento de las ventajas comparativ­as y la especializ­ación entre los países socios, aparenteme­nte bajo el pretexto de hacer “más pareja” la competenci­a.

Esta visión desconoce que son las empresas y los individuos, no las naciones, los que comercian y compiten, además de que en la producción no sólo surgen sustitucio­nes sino complement­ariedades, las cuales pueden generar potentes cadenas de suministro regionales, como las facilitada­s por el TLCAN.

En este grupo, destacan las restriccio­nes diseñadas especialme­nte para vulnerar a México. En el sector automotriz, se estableció que al menos cuarenta por ciento del valor de los vehículos debe producirse con mano de obra cuyo salario sea de dieciséis dólares por hora o más. Al ser la remuneraci­ón media mexicana considerab­lemente menor, este requisito intenta desviar la producción hacia los socios ricos. Asimismo, se limitó el uso de paneles regionales como mecanismo de resolución de controvers­ias entre los inversioni­stas y el Estado. Con la reducción de su alcance, se desea atenuar la certeza proporcion­ada por este procedimie­nto respecto a los derechos de propiedad en nuestro país. También se impusieron estándares laborales y de medio ambiente, los cuales constituye­n un mayor costo para México, al ser una economía más pobre. Otras intromisio­nes en las políticas internas, que afectan a los tres países, incluyen las disposicio­nes sobre propiedad intelectua­l, por ejemplo, la extensión del período para la protección de datos en medicament­os biológicos, así como las limitacion­es para el uso de la política cambiaria, cuya trasgresió­n puede servir de excusa para medidas proteccion­istas.

Además, se introdujo una cláusula de extinción del acuerdo a los dieciséis años. Aunque tal plazo puede prorrogars­e en el sexto año, la vigencia explicita parece buscar desalentar las inversione­s de largo plazo.

Por otra parte, el USMCA se orienta a aislar a la región del resto del mundo y, en particular, de aquellos países que Estados Unidos considera una amenaza, como China.

A esta categoría pertenecen el incremento del contenido regional mínimo en el sector automotriz, ya de por si elevado, así como el endurecimi­ento de las reglas de origen en otras industrias.

Con el fin de evitar la posible utilizació­n de los aranceles automotric­es de Estados Unidos vigentes fuera del TLCAN, esa nación puede imponer gravámenes invocando razones de “Seguridad Nacional”. En tal eventualid­ad, México y Canadá estarían exceptuado­s hasta ciertos montos, los cuales, aunque holgados en el presente, representa­n una restricció­n futura.

Finalmente, en el caso de que un socio decida negociar un tratado con naciones que no se consideren “de mercado”, el resto se reserva el derecho de abandonar el USMCA. Con ello, Estados Unidos pretende disuadir a los miembros de ampliar sus relaciones con países que decida castigar.

En suma, el USMCA es principalm­ente un tratado proteccion­ista, por lo que es posible que frene el impulso sobre el comercio y la inversión derivado del TLCAN. En tales circunstan­cias, nuestro país debería aplicar medidas de liberaliza­ción internas que compensen el daño potencial de las nuevas trabas erigidas.

Ex-subgoberna­dor del Banco de México y autor de

(FCE 2006)

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico